Los pies, un tesoro a cuidar

Los pies, un tesoro a cuidar

Existen algunos puntos clave a tener en cuenta para aliviar los trastornos más frecuentes que aquejan a nuestros pies; te enseñamos cómo cuidarlos correctamente y matenerlos saludables. Muchas veces la salud del resto de tu cuerpo depende de ellos, así que trátalos bien

Los pies seducen cuando lucen saludables. En verano son obras de arte a las que unas lindas sandalias les brindan un marco fashion.

También son el soporte del cuerpo y cuando nos duelen no sólo nos sentimos mal, sino que además se nos ve mal.

Los dedos actúan como palancas y cuando por cualquier razón cumplen imperfectamente su papel, también se descompensan la cadera y la espalda.

Las mujeres solemos ocuparnos de las manos cada quince días, pero sólo pensamos en los pies cuando nos duelen. Ocho de cada diez personas tienen algún problema en sus pies y para resolver los que exceden el campo de la estética es imprescindible una consulta con el médico especialista.

Es entonces, cuando el dolor nos aqueja, que pedimos hora con el podólogo para que nos calme el dolor pero no nos ocupamos de la estética del pie, que suave y bien formado tiene un alto valor erótico.

Recordemos que estamos paradas sobre una de nuestras mejores armas de seducción: cuidémosla. Pensemos en nuestros pies tan frecuentemente como en nuestras manos y habremos acertado.

Existen algunos puntos clave a tener en cuenta para aliviar los trastornos más frecuentes que aquejan a nuestros pies.

Los pies son  ricos en terminaciones nerviosas y por lo tanto extremadamente sensibles al estrés. Los reflexólogos, depositarios de una ciencia antiquísima, enseñan que los pies nos representan íntegramente, pero en miniatura. Cada zona corresponde a un órgano o a un segmento del cuerpo.

Presiones rítmicas aplicadas en puntos precisos permiten localizar y aliviar tensiones, activar la circulación sanguínea y linfática y favorecer la homeostasis (tendencia al equilibrio vital).

Importante

El taco ideal

 Para  el equilibrio dinámico del pie es de dos a cuatro centímetros. Si por cualquier razón deben usarse más altos, quitarlos tan pronto se pueda y masajear los pies o realizar un  baño con las cremas adecuadas.  En lo posible, cambiar de calzado varias veces en el día, alternando diferentes alturas de taco. Los zapatos deben «descansar” y airearse para eliminar bacterias.

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