En esta oportunidad voy a referirme a dos personalidades dominicanas (padre/hijo), quienes acumulan virtudes suficientes para considerarlos ejemplos de la sociedad, son los doctores Ramón Pina Acevedo y César Pina Toribio.
El primero, Dr. Ramón Pina Acevedo, a quien considero es uno de los tres mejores profesionales del Derecho del país, por su laboriosa, larga, brillante y sacerdotal ejercicio de la abogacía. Se graduó en el año 1946, y jamás ha cesado en este noble oficio, y lo ha hecho con arrojo y valentía; además posee una conciencia jurídica y una profundidad intelectual, comparable a los jurisconsultos más laureados de la Gran Francia o España.
El Dr. Pina Acevedo es un abogado de todas las áreas de las ciencias jurídicas, que al decir de muchos colegas togados, por su agudeza, habilidad y audacia es respetado como litigante por sus adversarios. Sus disertaciones forenses y opiniones son lecciones de derecho, y tienen el peso doctrinal de años de estudios y reflexiones, hijas de la experiencia que siempre aconseja, guía y orienta.
Es un hombre de Estado, habiendo desempeñado las funciones de Procurador General de la República, Diputado, Diplomático, entre otras; también es un académico de formación, que con la mayor propiedad y autoridad puede referirse a temas Constitucionales, de Derecho Internacional, Derechos Humanos, Civiles, Penales y de cualquier otra rama del Derecho. Ha escrito varias obras, entre ellas: Apuntes Jurídicos, de consulta obligada para el penalista.
Es el Dr. Pina Acevedo un propulsor del deporte, de dimensión global, y con ello le ha dado brillo a la República Dominicana, como en las dos ocasiones en que fue presidente de la Organización Mundial de Boxeo, y es miembro vitalicio de su Comité Ejecutivo. Formó parte de la Asociación Mundial de Boxeo, que representó en históricos eventos deportivos, como lo fue la tercera pelea Alí-Frazier.
Fue presidente de la Comisión Nacional de Boxeo, entre otras actividades que lo inmortalizan como deportista.
El Dr. Pina Acevedo, por su moral y firmeza de carácter, no rehuye responsabilidades; por ello, no teme referirse a la persona de Trujillo, de quien hace referencia como personaje histórico y presencia social, reconociendo aportes que hizo el régimen, pero sin dejar de condenar sus atrocidades y desatinos; por ello, el país lo vio como abogado de la acusación, pidiendo treinta años contra los asesinos de las Hermanas Mirabal.
En mis 27 años como abogado, juez, procurador fiscal y fiscal del Colegio de Abogados de la República, jamás he oído decir que el Dr. Pina Acevedo haya quebrantado ni un solo de los mandamientos del abogado; por eso reitero, mi reconocimiento al valor personal, intelectual y cívico de este sabio y correcto letrado, que, a sus 88 años de edad, y 65 años de ejercicio profesional, sigue dando cátedras y lecciones del buen manejo, como abogado litigante y digno ciudadano.
A César lo de César.
A pesar de que el círculo familiar íntimo del Dr. Ramón Pina Acevedo es virtuoso y profesional de primera categoría, en gran medida, gracias a su padre, hombre de profundos principios cristianos, por ser la labor de su hijo, el Dr. César Pina Toribio, tan cotidiana y vinculante a la sociedad, me referiré solo a él.
El Dr. César Pina Toribio, político, abogado, académico, escritor, constitucionalista, consultor internacional, y uno de los hombres de Estado, de los tantos que formó, en su academia o laboratorio de líderes y estadistas, el maestro Juan Bosch, es, a mi entender, uno de los más sanos y nobles de nuestros dirigentes políticos. En este culto y humilde ser humano, no se asoma la malicia y demagogia del político tradicional, consecuencia de ello es una de las figuras más respetadas del PLD, del gobierno, y del país.
Dentro de su amplio currículum se destacan las funciones de Procurador General de la República, Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo, actual Ministro de la Presidencia, las que ha ejercido con dignidad y altura. Dentro de sus obras se destaca Temas Notariales, de gran utilidad para los Notarios.
El Dr. Pina Toribio es, en el PLD, la figura que representa la institucionalidad, donde descansa la confianza para la solución de conflictos y situaciones trascendentales, porque con él no tiene cabida la parcialidad ni el grupismo.
No he tenido el honor de compartir con él, pero son tantas las virtudes que de él resaltan, que eso no ha sido ningún impedimento para ser admirador de este excepcional dominicano, principalmente por su apego a los principios éticos. Aunque el momento favorece una repostulación del Presidente Fernández, o en su defecto la candidatura del Dr. Franklin Almeyda Rancier, tengo la esperanza de ver que algún día, su partido, lo postule a la Presidencia de la República.
Podemos ver que el Dr. César Pina Toribio es un hombre con ideas claras y precisas, que examina en la profundidad de las cosas, para no dejar ambigüedades en los asuntos en donde interviene; por ello, cuando fue consultado por el Presidente Fernández sobre la necesidad y utilidad de un preámbulo constitucional, en el texto de la nueva Carta Magna, concluyó diciendo: Creo en la conveniencia de un preámbulo claro, sintético, con sentido pedagógico, que evocando a Juan Pablo Duarte, a sus compañeros de La Trinitaria y a los hombres y mujeres de la Restauración, reafirme el indeclinable compromiso con los valores que condensan un real Estado social, democrático y constitucional de Derecho: la libertad, la igualdad, la solidaridad, la participación, el pluralismo, la ética social, el respeto a la identidad cultural, a la defensa del medio ambiente y a la paz entre los hombres del mundo.
Finalmente, creo que la sociedad dominicana tiene con este hombre una gran deuda, por su entrega y extraordinarios aportes en su dilatado servicio a la nación.