Los plañideros empresariales

Los plañideros empresariales

Ya no son solamente los médicos, profesores y choferes que vienen manifestándose para reclamarle al gobierno diversos beneficios en desmedro de lo que pagan los millones de dóciles contribuyentes, que engorda notablemente el presupuesto de la nación, sino que con cierta asiduidad, los empresarios de diversos sectores se empantalonan y también reclaman la atención gubernamental para que les subsidie sus muchas veces deficitarias operaciones empresariales, agrícolas e industriales.

Ya no son solamente los dueños del país que ocasionan periódicamente serias perturbaciones en el desenvolvimiento del transporte urbano, ya de por si caotizado por la existencia de tantos vehículos destartalados, que a nombre de ser padres de familia, ninguna autoridad se atreve a enfrentarlos para sacarlos de circulación y llevar orden a ese berenjenal de chatarras, que no se atreven a detener, aun con el exitoso apoyo y operación de la primera línea del Metro.

También se han incorporado con cierta asiduidad diversos sectores empresariales que reclaman de todo, desde subsidios especiales, energía barata, tasa de cambio más favorable, amnistía fiscal, etc., todo para hacer más rentable sus empresas. En fin todos tienen un rosario de exigencias, que buscan de cualquier manera arrancarle una porción de los cada vez más abultados ingresos del fisco, que para este año 2009 dispondrá de más de $328 mil millones de pesos.

Por lo más interesante de las reclamaciones empresariales, es que utilizan los medios de comunicación con gran habilidad, para presentarse como pisoteados por el gobierno que los ha llevado a la quiebra. Hasta responsabilizan al gobierno de la crisis financiera mundial. Ellos ocultan que los bancos, empresas automovilísticas, las grandes cadenas comerciales, en particular las de ropa, han quebrado o están reduciendo sus operaciones con el cierre de sucursales.

El objetivo empresarial es que el gobierno dominicano sea presentado como el culpable para así lograr que le cojan pena frente a un Estado abusador;  por tanto se les deben otorgar todo lo que pidan para no cerrar sus empresas, como las de zona franca en el área de los textiles, que por su obsolescencia y su pobre grado de competencia, no pueden hacerle frente al alud chino y de otras naciones asiáticas que han arropado al mundo con sus confecciones.

Las zonas francas han cumplido un papel estelar en el desarrollo dominicano. Desde 1967 se constituyeron en un motor, que basado inicialmente en el reemplazo de importaciones, contribuyeron a un auge que se vio impulsado por las primeras empresas de zonas francas establecidas en La Romana en los 70, con un aumento en la producción de los derivados de los textiles, pero ya se ha estancado por cumplir su ciclo productivo de corto alcance.

Y con ese estancamiento ha surgido, lo que es el motor del desarrollo dominicano, que va de acuerdo a las condiciones naturales del país, que es el turismo. Éste, en más de 20 años, ha logrado una consolidación que se ve confirmada con el establecimiento de nuevas inversiones hoteleras en la costa Este y en Samaná. Así, los efectos del derrumbe de las zonas francas no afectan el crecimiento de la economía, como se observa en el comportamiento de los índices de crecimiento que regularmente son ofrecidos por el Banco Central.

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