Sin ánimo de polemizar, y menos con doña Altagracia, a quien respeto y admiro, quisiera exponer mi punto de vista sobre su artículo del 16 del presente mes titulado “Plátano y la soberanía alimentaria”. En mi artículo anterior sobre el mismo tema, decía que el plátano junto a otros rubros agropecuarios son alimentos políticos o contaminados por la política, el cual muchas personas opinan sobre el tema por la importancia en la alimentación de los dominicanos. La soberanía alimentaria no depende del plátano, sino de un conjunto de bienes alimenticios con disponibilidad y precios justos para los consumidores y productores. El peor enemigo de quienes producimos en el campo es la incomprensión o desinformación de la actividad agropecuaria, ya que, aunque las autoridades planifican, estimulan y trazan políticas de producción, en dicha planificación no están contemplados los cambios climáticos, temporadas de lluvias inesperadas, sequías, ciclones, plagas y enfermedades, entre otras causas que no garantizan las cosechas hasta llegar a los consumidores finales.
Los precios se determinan por las fuerzas del mercado, ya que no hay leyes ni controles de precios para fijar los mismos a los consumidores; la principal distorsión está en el mercadeo de los productos agrícolas por los diferentes intervinientes, ya que un plátano pasa por seis intermediarios hasta llegar al consumidor final. Si doña Altagracia hubiese seguido su periplo de consulta de precios, hubiese llegado a nuestros campos de La Vega y encontraría plátanos a 4 y 5 pesos la unidad, precios inadecuados para los productores.
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Su opinión sobre la comisión nombrada por el presidente Luis Abinader, aunque no soy amigo de las comisiones por las estructuras que tiene el Estado para producir, creo que no es más que una preocupación presidencial de previsión jerarquizando productos sensibles en la alimentación de la población.
Sobre la quiebra de los productores, los ganaderos acaban de expresar su conformidad por el apoyo recibido para la producción de leche y su inclusión en el desayuno escolar, los productores de cerdos están estables aún con un pequeño susto por el reducto que queda de la fiebre porcina, y en condición estable están los productores de pollos y huevos. Esto no quiere decir que en algún momento los precios los puedan afectar o beneficiar según las circunstancias del mercado.
En lo que sí coincido con doña Altagracia es que hacen falta más recursos, mercadeo, tecnología, correcto uso del agua, innovación tecnológica, técnicas modernas de producción, mecanización, variedades de alto rendimiento resistente a plagas y enfermedades, y caminos vecinales, entre otros.
Hemos reiterado que desde la pandemia no se producirían ni se producirán desabastos. Muestra de ello es que alimentamos 10 millones turistas, 11 millones de dominicanos y 5 millones o más de haitianos, y a eso le sumamos las exportaciones. Y no olvidemos que los precios se determinan por costo de producción, pues muchos insumos usados en la agropecuaria no se producen en este país.