Los plazos en el PRD podrían convertirse en faltas

Los plazos en el PRD podrían convertirse en faltas

Cuando expresé la semana pasada que solo una convención transparente y creíble podría impedir que el PRD se encamine a la disolución definitiva, o a una situación que le tome varios periodos más de oposición, no solo lo hice para que su dirigencia y todos los que inciden en dicha organización conozcan el parecer de personas amigas, sino además, porque entiendo que la prolongación y peor aún la agudización de sus contradicciones traducidas en crisis, afecta todo el sistema político, institucional y democrático del país.

A veces me da la impresión de que muchos dirigentes perredeístas no logran vislumbrar las posibles consecuencias que les podría acarrear, prolongar su situación interna. Que no logran potencializar lo que les podría ocurrir si vencidos los plazos establecidos, no son capaces de llevar a cabo una convención ordenada, legal y sobre todo que lo aparente tanto para los de adentro como para los de fuera. O que llegada la fecha de la anunciada convención, por las circunstancias que fueren, no sea convocado dicho organismo, o si se hace la convocatoria con un padrón que una buena parte de sus dirigentes y militantes no lo reconozcan como bueno y valido.

Imagínese cualquiera lo que podría ocurrir, si en los diferentes centros de votación el día de la convención, personas que se consideran con derecho a participar no aparecen en los listados o se les impide entrar a dichos centros. Pero imagínense también lo que podría suceder si una parte o la totalidad de los dirigentes que adversan la actual dirigencia, deciden hacer un llamado a los perredeístas a que no participen en la convención por las razones que pudieran alegar. Lo menos sería: De nuevo al escenario de los tribunales.

Es que manteniendo esas actitudes, por cualquier lado que usted lo analice, los resultados conducen a conflictos, porque aunque no lo quieran admitir, la confianza y la credibilidad interna hace tiempo que se perdieron. Lamentablemente han llegado a situaciones en las que el compañerismo desapareció.

La situación ha llegado a tales extremos, que en este momento muy pocas personas son capaces de concebir a Miguel Vargas admitiendo que perdió una convención. Pero tampoco a Hipólito Mejía, Luis Abinader ni a muchos otros dirigentes importantes admitiendo que Miguel Vargas ganó la convención legalmente. Eso podría ocurrir, pero en este momento admito que no lo visualizo, y el tiempo se les está agotando, aunque algunos piensen que falta mucho tiempo para el 16.

Por esas razones, me atrevo a asegurar que si no son capaces recapacitar y ponerse de acuerdo por lo menos en aspectos tan elementales, pero fundamentales, que posibiliten una convención diáfana para los de adentro como para los de afuera, más que solución podrían estar caminando hacia la disolución. De continuar el camino de los conflictos llegarán al 16 y solo se escucharán las mismas lamentaciones, pero fuera del poder. Y que no digan después que como en el deporte aficionado lo importante es participar, porque en política el objetivo es llegar.

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