Los poemas escondidos

Los poemas escondidos

Hubo cierto poeta caribeño que escondía sus poemas en una caja de limpiabotas; creía que si los guardaba “en cajas fuertes” los encontrarían más fácilmente que en ese humilde estuche de madera, lleno de betunes y cepillos. Decía que todos los poemas producen escándalo; ya sean sociales, eróticos o metafísicos, llevan dentro la semilla de la subversión. Los hombres de negocios piensan que los poetas-y otros artistas-son vagos que han escogido para vivir “la vía de menor resistencia”. Los políticos están convencidos de que detrás de cada poema hay disimulada una protesta. Los versificadores, por su parte, preferirían que ningún poeta con originalidad les haga competencia.
Donde quiera que iba explicaba: las composiciones poéticas deben ser para uso de quien las escribe y de algunos de sus amigos de confianza. Publicar poemas es un riesgo grande, de cualquier manera que lo miremos. Si no gustan, te desacreditas; si son aplaudidos te expones a las murmuraciones de los críticos y poetas de mayor edad. Aun cuando tengas algún talento poético, la mayor parte de tus escritos no será leído, El público prefiere leer esquelas mortuorias, noticias sobre deportes, anuncios de rebajas de precios en los supermercados. La poesía es “consumida” solamente por unos pocos “elegidos”, en los cuales ha concurrido, de modo sorprendente, la sensibilidad y la educación.
La poesía es posible que sea “un lujo del organismo” de algunos seres excepcionales. Se decía que Juan Bosch, en algún momento de su vida, afirmó: los poetas constituyen “lujos del Estado”. Tal vez lo dijo para justificar una pensión a un anciano poeta, a un literato desvalido. Juan Bosch fue un verdadero escritor: y tenía olfato para descubrir “el ángel”, o duende, que dormita en las almas de tantos escritores jóvenes.
Lamentablemente, concluía, ahora casi todos los poetas son políticos o están al servicio del Estado. De este modo, el gobierno obtiene flacos defensores y la poesía sufre una erosión fundamental. Este poeta, que escondía sus escritos, o los reservaba para sus amigos, estimaba que los escritores harían bien en salir del primer plano y apartarse de los reflectores del escenario. “Con ese procedimiento sacaríamos mucha paja del sumidero literario; y preservaríamos la integridad de la poesía.”

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