Los precios deben bajar

Los precios deben bajar<BR>

Cierto sector del comercio tiene la inveterada costumbre de mantener elevados productos que han subido por causas fortuitas, como consecuencia de cambios registrados en las materias primas.

Se da con harta frecuencia en el mercado de la oferta y la demanda, en un país donde las leyes se aplican timoratamente.

Y ocurre tanto en alimentos como en materiales de construcción o en el área de servicios.

Desde que los combustibles iniciaron su escalada alcista, toda una serie de productos han sido colocados fuera del alcance de una parte significativa de la población.

Ni los llamados clase media – si es que aún sobreviven – escapan del estrangulamiento a que ha sido sometido el presupuesto familiar.

A las alzas desproporcionadas e incontrolables se le ha buscado una excusa baladí: el petróleo.

Y bajo esos mismos argumentos han sido situados los aumentos en productos elaborados a partir del maíz, la soya, el trigo y otros que han sido destinados a la producción de carburantes alternos.

El caso es que “cuando no es Juan, es Juana”… o sino su hermana.

Los combustibles han experimentado sustanciales rebajas de julio a octubre, según lo consigna una nota publicada en la edición del sábado de este diario.

El petróleo, el supuesto responsable de que la población no tenga hoy acceso a ciertos alimentos, ya se encuentra en 63.84 dólares el barril, con tendencia a seguir descendiendo.

Ante ese innegable panorama ¿por cuáles razones no bajan los precios?

Alguien tendrá que dar una explicación convincente a la población.

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