La crisis mundial del 2007, que al menos con claridad nadie anticipó, redujo la credibilidad de economistas y organismos internacionales para pronosticar. Desde ese año son contados los aciertos, revelando que la profesión tiene poco que decir en tiempos de cambios y volatilidad de precios de las materias primas, que deben revisarse teorías y métodos, porque después de todo, como dice Stephen Hawking, la ciencia no es más que una sucesión de verdades provisionales.
A diferencia de lo que se ha escrito, los precios al consumidor si no bajan deberán cambiar muy poco en 2015, no solo en estadísticas oficiales, la gente debe sentirlo. Diferente al 2014, las estadísticas diciendo que los precios aumentaron poco (un poco más de 3%) y las familias quejándose del encarecimiento de los productos y servicios de mayor consumo. Algo anda mal con teorías y métodos de cálculos de los precios, si la factura petrolera condiciona todos los precios internos, representa 7% del PIB y la cuarta parte del valor total de las importaciones, no puede ser que las estadísticas digan que en conjunto petróleo y los bienes (agropecuarios, bebidas alcohólicas, tabaco, transporte y servicios administrativos) que impacta con fuerza, expliquen solo la quinta parte de los cambios que se producen en los precios al consumidor.
Eso debe revisarse para que haya menos incoherencia entre estadísticas y lo que se siente en las calles. Como el petróleo ha estado en picada desde septiembre pasado, el consumidor debe sentir sus efectos positivos desde el primer trimestre del 2015. Y las estadísticas y el consumidor registrar la misma información, coherente con la experiencia histórica, de que cuando el petróleo es caro, aumentan los precios al consumidor, bajan las reservas en divisas del país, se encarecen las importaciones por la depreciación del peso y se reduce el crecimiento del PIB. También lo contrario cuando cae el petróleo.
También efectos positivos de la eliminación del arancel en enero a 1,018 renglones arancelarios, incluyendo 207 del sector agropecuario, en el marco del DR-CAFTA. Y registrar lo contrario con el ITBIS, que no bajará en 2015, la reforma tributaria del 2012 (Ley 253-12) lo condicionó a una presión tributaria de 16%, meta fijada en la Estrategia Nacional de Desarrollo. La presión tributaria se redujo de 14.7% en 2013 a 14% en 2014 y se sitúa en 14.1% en 2015 de acuerdo con el Presupuesto General del Estado. Lo que, no obstante, no debería obstaculizar la baja de precios al consumidor, porque no es sorpresa, además la Dirección General de Impuestos Internos recordó a los contribuyentes que los párrafos I y II del Artículo 23 de la reforma tributaria del 2012 (Ley 253-12), fijó en 18% el ITBIS a las transferencias de bienes gravadas y/o prestación de servicios, y en 13% a la mantequilla, yogurts, café, aceites, margarina, azúcar, cacao y chocolate.
Aunque al finalizar recuerdo que también soy economista, concluyo diciendo que la gente debe sentir y las estadísticas registrar reducción de precios en 2015, porque además la DGII también anunció que el impuesto sobre la renta de las personas jurídicas se reduce de 27% a 28% en 2015. Es decir, los empresarios no tienen necesidad de aprovechar para margen adicional.