Los precios no pueden bajar

Los precios no pueden bajar

POR ARTURO MARTÍNEZ MOYA
Prometiendo bajar los precios de los productos de la canasta familiar, el Presidente Fernández ascendió al poder en agosto del 2004, tras las elecciones de mayo haber coincido con un fuerte período inflacionario provocado por el rescate de los ahorristas de los tres bancos quebrados.

Tres años después la realidad de los consumidores es peor, porque sin producirse hechos extraordinarios provocados por acontecimientos inesperados, como herencia y hecho maravilloso el Presidente Fernández dejará precios y costos excesivamente altos para familias y empresarios, se puede decir que es la cosecha de su desacertada política comercial iniciada en agosto del 2004, lo que explica el nerviosismo del gobierno al aproximarse el 16 de mayo del 2008, cuando el votante cobrará con intereses al Presidente Fernández su falta de cumplimiento.

Consciente de la situación, el Director de Aduanas, el amigo Miguel Cocco, en vano intenta iniciar una campaña para que reduciéndo precios y costos los empresarios nuevamente den un manita al gobierno, pero la mala noticia es que no hay manera de que bajen.

Como buen incumplidor de promesas, el Presidente Fernández nuevamente pretende echarle la culpa a otro de su fracaso en la gestión pública, acusa a los empresarios de engrosar sus finanzas particulares con RD$152 mil millones de pesos, del 1ro. de marzo al 15 de mayo del 2007, alega que son recursos que debieron ser utilizados para favorecer a los consumidores con rebajas de precios, porque representan sacrificio fiscal con motivo de las siguientes decisiones: entrada del Dr-Cafta; eliminación de la comisión cambiaria; reducción del impuesto selectivo al consumo a determinados productos; eliminación de la factura consular, y tasa cero para determinadas materias primas y bienes de capital. El gobierno cuenta sólo un lado de la historia, olvidando mencionar la de los costos de los empresarios provocados por el gobierno, que evitan bajar los precios porque superan por mucho el sacrificio fiscal.

La liberación comercial, con motivo de la tardía entrada en vigencia del Dr-Cafta, innecesariamente el gobierno la combinó con la sobrevaluación del tipo de cambio, y el resultado ha sido explosivo; de repente el aparato productivo nacional se siente totalmente desprotegido, lo que ha desarticulado la producción en todas las empresas que operan en el país, sin importar su tamaño y ubicación en la geografía nacional.

La desprotección se estima en no menos de 15%, en razón de que al arancel promedio (10%) es necesario restar la sobrevaluación del tipo de cambio real que ha promediado un robusto 25% en los casi tres años de gobierno del Presidente Fernández. Pero es necesario considerar otra consecuencia, al tiempo de que la equivocada combinación de políticas desmantela la producción de importantes ramas de la industria manufacturera nacional, como alimentos, calzados, textiles, cuero, maquila entre otras, también ha representado un inesperado subsidio implícito de 25% para la importación de cualquier cosa, por eso es que ahora todo el mundo quiere ser importador; se puede adelantar la hipótesis (y es algo que debe medirse), que el gobierno del Presidente Fernández ha echado para atrás, probablemente para la década de los setenta del siglo pasado, el nivel de industrialización de la economía, y eso es sencillamente grave para el sistema de precios.

La equivocada combinación de políticas ha tenido un enorme costo para el empresario que se dedicaba a producir, de repente tuvo que reorientar su actividad; el que se dedicaba a producir para competir con su similar importado no ha tenido más remedio que abandonar equipos, maquinarias y sistemas productivos para también importar, la reorganización de la empresa, pasar de productor a importador, ha implicado un elevado costo que el gobierno del Presidente Fernández no ha tenido ni siquiera la curiosidad de estimar.

Si a ese costo no calculado se suma el aporte de los empresarios en los más de RD$100 mil millones de pesos que el gobierno ha obtenido adicionalmente con las tres reformas arancelarias, que según mi estimado no es menos del 30% (sólo como ejemplo se podría citar el costo pagado por E. León Jiménez), no cabe duda de que ha sido muy alto el costo total que ha tenido que pagar y que aún paga el empresario.

 Como el gobierno permitió que la banca comercial se dedique casi exclusivamente a financiar el consumo, el antiguo empresario productor, que a tiempo no tuvo el apoyo del gobierno para recovertirse, ahora es un importador neto y para su transformación no ha tenido otra fuente de financiamiento que no sean los precios. Los consumidores han aportado los recursos y lamentablemente seguirán aportándolos mientras el Presidente Leonel Fernández y el PLD se mantengan en el poder.

Lo que no comenta la gente del gobierno es que la crisis de precios y de costos altos, no es la única consecuencia de la desafortunada combinación de políticas, también es culpable de la presencia en la economía de una peligrosa restricción para el crecimiento de mediano plazo, y me explico.

 El sesgo pro-importador y anti-exportador de la liberación comercial y de la sobrevaluación del tipo de cambio, es culpable del descontrolado crecimiento que lleven las importaciones de bienes y servicios, y para sólo citar el 2007, en los primeros tres meses creció 19.7%, mientras tanto, se reducen las exportaciones.

Por el aumento del coeficiente de importación con relación al PIB y la reducción del coeficiente de exportación con relación al PIB, se deteriora peligrosamente la cuenta corriente de la balanza de pagos, el déficit externo va en aumento libre e indetenible.

 Mientras eso sucede las autoridades se entretienen hablando de estabilidad cambiaria (pero sin decir el nivel y las consecuencias) y no refieren el problema de la creciente brecha externa, financiada con ahorros externos (con inversión extranjera, con préstamos del FMI, del BID y del Banco Mundial, con capitales golondrinas) que eventualmente implicarán salida de divisas y nuevos aumentos de la brecha externa. 

Para que los precios y los costos bajen y para que cambie la tendencia negativa que lleva el sector externo, es necesario cambiar de Presidente y de gobierno; es urgente y necesario variar la política económica a partir del 16 de agosto del próximo año 2008, y esto es lo que harán Miguel Vargas Maldonado como Presidente de la República y el PRD.

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