Los presidentes frente a la sucesión del poder

Los presidentes frente a la sucesión del poder

Algunos analistas, comentaristas como políticos, aún conociendo al dedillo lo que ha acontecido en nuestra historia, a veces   pasan por alto  que los presidentes que hemos tenido en el ejercicio del poder, o  han buscado sustituirse a si mismos mediante la reelección,  o  al parecer se han sentido más cómodos entregándole el gobierno a sus opositores; o sea, que todo indica que no han tenido favoritos  dentro de sus partidos para que los sucedan en el poder, hayan sido o no considerados  figuras fuertes o predestinados.

Por otra parte, desde hace tiempo algunos teóricos  han venido hablando acerca de una supuesta regla no escrita, atribuida a los maestros de la política y el manejo del poder, en el sentido de que el poder no se delega ni se comparte.

 Si analizamos el  comportamiento de los presidentes por vía de elecciones desde 1961 hasta acá, ha sido más o menos consecuente con esa teoría. Al  Dr. Balaguer no lo sustituyó nadie de su partido, a pesar de los intentos. En 1978  lo sucedió su opositor Don Antonio Guzmán, del PRD.

El único caso de sucesión dentro de un mismo partido se produjo  en el PRD en 1982 cuando  a Don Antonio Guzmán  lo sustituyó Salvador Jorge Blanco,  quien no necesariamente era su  favorito.

Jorge Blanco del PRD le entregó el poder a  Joaquín Balaguer. Balaguer por segunda vez entrega el poder a otro que no era de su partido, Leonel Fernández, del PLD. Leonel Fernández le entregó  a Hipólito Mejía, del PRD. A Hipólito  lo sucedió  nuevamente Leonel.

Pensar que en el PLD ocurrirá lo contrario, a decir de ciertos analistas que piensan que el presidente Fernández, de no buscar un nuevo período señalará alguien de sus más cercanos colaboradores para que aspire o para que lo sustituya en la presidencia, está por verse. Ello implicaría un rompimiento del modelo aplicado hasta ahora de manera consecuente por los presidentes desde el poder.

Partiendo de lo que ha sido la conducta presidencial aplicada hasta ahora, se podría deducir, aún sin conocer mucho  de los intríngulis políticos del gobierno y su partido, que si Leonel Fernández  no aspira  de nuevo  en el 2012, probablemente optará por colocarse en una posición bastante cómoda,  esperando que los que aspiren a sustituirlo dentro del PLD o del gobierno, hagan su trabajo y que carguen  su propia cruz.

Suponer que el Presidente Fernández se dejará entusiasmar por algunos grupos influyentes de su entorno, para que se convierta en una especie de Cirineo moderno y le haga el trabajo a un compañero para que lo sustituya en el poder, como que no cuadra en la lógica política dominicana.

Teoría cierta o no, todo parece indicar que el que quiera cosechar tendrá que fajarse a sembrar y no esperar que  le hagan el trabajo. Talvez  por razones de peso,  o  por aquello de: “si quieres conocer  a Mundito, dale un mandito”.      

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