Con la juramentación de Barack Obama como Presidente de la Unión americana,  cuadragésimo cuarto y el primero afroamericano, concluyó la transición y el mandatario arrancó con velocidad de crucero prohibiendo las torturas, cierre de Guantánamo en un año, limitaciones a los lobistas, normas de transparencia en la Casa Blanca, congelación de sueldos en los altos funcionarios e inicio de las negociaciones con el Congreso para la aprobación de su programa económico.

En materia de salud Obama promulgó la ley para aumentar la cobertura a once millones de niños en los próximos cuatro años con impuestos a las tabacaleras, levantó las prohibiciones a las investigaciones con células madres y la controversial reanudación de las ayudas a las ONG dedicadas a la planificación familiar.

Con la  prioridad económica Obama se empleó a fondo para lograr la aprobación de su plan de estímulos fiscales por un monto de US$780,000 millones, que además de los recortes impositivos, contempla inversiones en infraestructura y energía, destacándose el énfasis del Presidente en reducir la dependencia del petróleo proveniente de países enemigos y hacer uso del gas natural y las energías renovables.

No es accidental que la firma de dicha ley se realizara en Denver en un museo alimentado con energía solar, así como también escogió a Phoenix, ciudad símbolo del auge y crisis del sector inmobiliario, donde anunció el plan por US$75,000 millones para rescatar a propietarios de hipotecas en ejecución.

También el Secretario del Tesoro Timothy Geithner delineó el plan de estabilización financiera (FSP) que contempla hasta dos trillones de dólares provenientes del Tesoro, la Reserva Federal y el sector privado dirigidos a comprar activos tóxicos y estimular los financiamientos al consumo y la inversión.

En materia de política exterior designó, como clara señal de la decisión de resolver los conflictos, al ex Senador George Mitchell como enviado especial a Oriente Medio, y a Richard Holbrooke en Pakistán y Afganistán; el primero negociador del acuerdo que puso fin al conflicto de Irlanda del Norte, y el segundo mediador en el acuerdo que finalizó la guerra de Bosnia.

Barack Obama asumió un país inmerso en la más grave crisis económica después de la depresión del 1929, con dos países ocupados, la credibilidad  de los EU en picada; sin embargo representa la primera potencia militar y económica y la única nación con las condiciones institucionales y el sistema democrático capaz de liderar la construcción de un nuevo orden en un mundo multipolar. Son muchos los retos de Obama, pero los primeros 30 días han revelado un gran político y un hombre con extraordinarias condiciones.