Los primeros 90 días de la UASD

Los primeros 90 días de la UASD

ANGEL BARRIUSO
El domingo 19 de marzo pasado recibí de la rectoría de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) un documento revelador de una nueva práctica gubernamental, una nueva gestión pública. Con el nombre “propuesta para ejecución del programa de gobierno en los primeros 90 días “, las nuevas autoridades enuncian en seis páginas, en un texto a un espacio interlineal, los lineamientos estratégicos que asumen para desarrollarlos en 100 días.

Me llama la atención porque nuestros gobernantes llegan desde la oposición, tras un período de transición de tres meses recogiendo informaciones y/o poniéndose al días sobre las cuentas nacionales, y no logran transmitir a la población qué harán en tres meses.

¿Qué haremos y cómo lo haremos? Al cabo de los 100 primeros días, con una tradición reafirmada de tregua política, suele ignorarse un plan mínimo de acciones que, cuando se intenta transmitir, se muestra contradictorio e inconcluso.

La nueva rectoría de la UASD, en la persona de Roberto Reyna, a quien conocí cuando era un flacucho y tímido estudiante con un compromiso político predeterminado –como la mayoría de los jóvenes hasta principio de los ochenta– deja en las manos de la opinión pública un documento, para mi, importante.

Estos primeros 100 días de la rectoría de UASD se concentran en política institucional, política docente, política administrativa, planta física, condiciones ambientales, equipos y recursos; además de empresas productivas, política de investigación y post-grado, política de extensión, los centros regionales, la estabilidad económica de profesores y empleados, y lo relativo al bienestar estudiantil.

En cualquier parte del mundo supongo que esta es una tarea ordinaria que responde a una disciplina y a la responsabilidad de asumir un puesto público. Entre nosotros asombra, porque podemos perfectamente -como ya dije- comparar este comportamiento con la gestión pública, con la llegada de un nuevo gobierno.

En política institucional, la UASD se plantea “convocar a un proceso de reforma de los estatutos y reglamentos, abarcando desde su inicio una propuesta estructural de toda la institución y todas las unidades que la conforman” para establecer –dice– la política general de planificación del proceso de modernidad de la institución.

No es la primera vez que llamo la atención respecto al comportamiento gubernamental en los primeros 100 días, porque siempre tengo la percepción de que hay pocas cosas organizadas o la inexistencia de un plan mínimo de impacto. En los últimos 12 años esto no se ha visto.

Las nuevas autoridades de la UASD se plantean “iniciar un proceso de gestión universitaria transparente para garantizar la inversión pública, mediante mecanismos de rendición de cuentas y evaluación. Y garantizan que la Contraloría sea una unidad consultora independiente de la rectoría y de cualquier organismo de ejecución financiera.

De manera que aunque yo parezca un promotor gratuito de las nuevas autoridades de la UASD, esta propuesta para la ejecución de un programa en los primeros 100 días contribuye a provocar patrones de un ejercicio gubernamental. Es una carta de presentación, y permite organizar las acciones para un impacto real.

Recientemente vi en uno de los canales del cable una  entrevista hecha al presidente Lagos de Chile sobre qué haría en el 2005, cuando ya casi termina su mandato, y siendo muy crítico dejó claramente establecido en qué se había avanzado y en qué otras cosas había fracasado. Jamás se dispersó, dejando claro que en cada año ha tenido metas muy específicas, las cuales trató de alcanzar. Al referirse al 2005, dijo: que no le falte el gas a ninguna familia ni a ningún negocio; dejar las bases para una reforma constitucional y profundizar en las reformas del sector salud.

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