Los primeros cien días de SARKOZY

Los primeros cien días de SARKOZY

Por Peggy Hollinger
En París
Nicolás Sarkozy, el presidente de Francia, marcó sus primeros cien días ayer jueves 23 de agosto, mientras nubes de tormenta parecen estar agolpándose sobre su prometido programa de reformas: una crisis financiera global amenaza el ya decepcionante crecimiento económico en casa; la creación de empleos se ha estancado y el tribunal constitucional del país ha limitado su promesa ganadora de la campaña de conceder exenciones fiscales a los propietarios de viviendas.

Sin embargo, las encuestas muestran que el enérgico presidente francés es más popular que nunca, no solo en su partido UMPO de centro derecha, sino incluso entre los partidarios de la oposición. De acuerdo con Pierre Giacometti, jefe del grupo de encuestas Pisos France, más de un tercio de los electores de izquierda apoyan de manera consistente a Sarkozy, sin importar cuál sea el tema.

La clave de su popularidad ha sido la apertura a la oposición -habiendo captado estrellas de la izquierda y centro para implementar las promesas hechas durante su campaña presidencial, dice Giacometti. “Según los franceses, está respetando su palabra”.

Desde que fuera electo en mayo, Sarkozy parece haber estado en todas partes. Fue a Bruselas para recuperar el impulso para el proyecto europeo; a Libia, para cementar acuerdos bilaterales, después de liberar a los rehenes búlgaros; y finalmente, en casa, inició su prometido programa de reformas con la legislación sobre los impuestos, el trabajo, y una educación y justicia más elevada.

Pero los reformadores franceses, ansiosos por largo tiempo, que vieron a Sarkozy como la mejor esperanza del país para una economía re-dinamizada, los primeros tres meses han sido un tanto decepcionantes. Puede que él haya tratado de liberar el mercado laboral, mediante la abolición de impuestos al tiempo extra, pero compró la paz con los sindicatos comprometiéndose con un servicio mínimo en el transporte público durante las huelgas. Le ha dado al exhausto sistema universitario la muy necesaria autonomía, pero se ha rendido ante la resistencia del sindicato sobre la selección de los estudiantes y las tarifas.

Para los críticos de Sarkozy, esos compromisos auguran bien para la ruptura dramática que el propio Sarkozy dijo es necesaria para situar la excesivamente regulada economía de Francia en la senda del fuerte crecimiento.

Y como si fuera poco, lejos de ayudar a frenar el hinchado déficit presupuestario del país, las medidas iniciales, en realidad, las estirarán más -tanto como un 0.6% del producto interno bruto, de acuerdo con Barclays Capital- mientras que solo marginalmente elevarán el gasto de los consumidores.

 “Hay una serie de cambios estructurales necesarios para hacer arrancar el crecimiento, pero las reformas que ha anunciado no responden en absoluto a esa necesidad”, dice Elie Cohen, del centro de análisis independiente del gobierno, el Consejo para el Análisis Económico. “Yo fui profesor suyo. Pudiera decir que pudo haberlo hecho mejor”.

Sin embargo, hasta Cohen reconoce que estos tres meses no son suficientes para cambiar las rígidas estructuras que han limitado el crecimiento económico durante tanto tiempo. Y algunos creen que Sarkozy tuvo que adoptar un punto de vista galante con sus primeras reformas, para tranquilizar a un país nervioso para iniciativas más importantes en el otoño.

Max Gallo, un historiador y socialista converso a la causa de Sarkozy está en este campo. “La gente dijo que Nicolás Sarkozy era un fascista, que su presidencia desataría la violencia en los suburbios”, dice. “Pero mediante la negociación él está tratando de no renunciar a lo que él quiere, y hacer que se acepte sin una confrontación brutal”.

El historiador de 75 años, quien recientemente se uniera a las filas de los Inmortales de Francia -los guardianes de la cultura y la lengua francesa en la Academie Française- cree que el logro más importante de Sarkozy, hasta ahora, ha sido empezar a transformar la propia naturaleza de lo que significa ser francés: “Hay una ruptura real en la forma en que él habla de Francia, su visión de la historia, la importancia del país y la cuestión del arrepentimiento”

Sarkozy es también un inmigrante de primera generación que ha traído otros inmigrantes al gobierno, y un extranjero no formado por el sistema de educación élite que ha imperado en Francia durante tanto tiempo.

“Es un francés reciente, por lo que su relación con Francia es intelectual. El está enraizado en la historia de Francia, pero no en su `terre´”, dijo.



Sus logros  serán difíciles de juzgar en pocos meses, sino en años. El éxito más evidente ha sido registrado en el frente político interno, donde Sarkozy parece ser, ante todo, un táctico brillante.

La oposición Socialista se ha dividido y despojada por designaciones a altas posiciones de algunas de sus figuras principales. El partido no parece ser capaz de concebir una línea coherente de ataque contra el presidente francés más popular en décadas.

 “Para Sarkozy este es un momento definitivo, como 1958 lo fue para de Gaulle, cuando fue llamado al poder”,dice Cohen. La misma política de apertura del general -secuestrando los mejores y más brillantes de la izquierda para convertirlos en pilares de la reforma gaullista- llevó a la derecha al poder durante 23 años. “Sarkozy desea realmente cambiar el paisaje político en forma duradera”, dice Cohen. “La sorpresa es que él, que ha tenido tanto éxito en esto, sin embargo, su registro económico no pasa del promedio”.

VERSION IVAN PEREZ CARRION

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