Los primeros pasos del gobierno

Los primeros pasos del gobierno

El presidente Danilo Medina cumple el primer mes del ejercicio del poder, período durante el cual se ha esmerado en armar su estructura burocrática de la administración, y al mismo tiempo, estableciendo  los lineamientos de un código de conducta para el servidor público que lo aparte de las tentaciones de la corrupción y del boato que era típico de las anteriores autoridades.

 Ha resultado una tarea muy ardua para el presidente Medina, convencer a sus compañeros de partido, así como a sus aliados de ocasión, que acepten tales regulaciones y condiciones para  una conducta diáfana y austera, ya que la tradición de los políticos es llegar al poder para enriquecerse a como dé lugar. El ejemplo de estos años del siglo XXI es contundente  y estimulador  de las anti conductas de dominicanos, que antes se consideraban como probos.

 Danilo, con tan solo un mes en el ejercicio del poder,  define una línea de conducta que crea  esperanzas,  que aun cuando todavía existe un letargo  en el impulso económico, hay evidencias de un mejor aprovechamiento de los recursos públicos. Además los espectáculos artísticos del pasado día 8 en el Olímpico y en el Quisqueya hablan a las claras de que el poder adquisitivo de las clases  medias y alta está intacto y pueden darse el lujo de llenar ambos  espacios con más de 60 mil personas.

 El mensaje presidencial de darle un baño de honestidad a la administración  pública, que desde 1844 ha sido la fuente de  todos los males nacionales, constituye una arriesgada decisión que habla a las claras del basamento  moral y cívico del presidente Medina, que tozudo como es, sabe que esa es la única forma de rescatar al país del  mar de inmundicias éticas  en que han caído casi todos los países de la Tierra.

 Es normal que el motor de la economía, que es el dinámico sector de la industria de la construcción, y más si es estimulada por el sector público,  se estanque en estos primeros meses para reorganizarla, establecer prioridades  para arrancar con pasos firmes en proyectos específicos. Se postergan esas obras de relumbrón que ya muchas de ellas, por falta de mantenimiento, lucen deterioradas y mucho menos sin el uso apropiado.

Es conveniente aplazar la costumbre de los noveles funcionarios, que ya están anunciando  la ejecución de obras, que solo sirven para llevar falsas expectativas a las comunidades, ya que transcurren las semanas sin que inicien o reanuden las obras prometidas. Se debería esperar a enero del 2013 para arrancar con nuevas obras en vista  de que  el presupuesto  está exhausto, después de una agitada temporada electoral que disparó peligrosamente  el déficit fiscal.

Ahora bien, si esta administración hubiese tenido  también en carpeta proyectos de infraestructura de edificaciones, acueductos o canales que se pudieran  iniciar de inmediato y sin violar la ley de contrataciones publicas, ajustándola a las exenciones que esa misma ley dispone, hubiera arrancado como lo hiciera el doctor Balaguer en 1966, que aquella vez contó con los $40 millones de dólares que el AID había suministrado al país en un plan de emergencia que previamente se había acordado con el gobierno provisional del doctor García Godoy. En menos de tres meses ya estaban construidos los primeros multifamiliares en el área donde estuvo el escuadrón de Caballería y se le dieron los toques finales a la puesta en operación del acueducto  Haina-Santo Domingo.

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