Efe Reportajes. Uno de los primeros instintos del bebé es tratar de buscar el pezón de la madre para amamantarse. Este impulso de supervivencia se denomina reflejo de succión y forma parte del conglomerado neurológico que lo ayuda a incorporarse con normalidad al mundo.
Los pediatras tienen estudiadas decenas de respuestas reflejas del bebé. Solamente cuando éstas no maduran hay que empezar a preocuparse. Por ejemplo, el reflejo de succión ayuda al niño a aprender a alimentarse de modo consciente, pero si a los seis meses sólo pervive la respuesta instintiva, eso quiere decir que algo no funciona.
Otro de los reflejos más importantes en los primeros días del recién nacido es el del sobresalto, también llamado reflejo de Moro denominado así porque fue el pediatra australiano Ernst Moro (1874-1951) quien primero lo describió-, consistente en que, cuando el bebé oye un ruido fuerte o si no se le sujeta bien la cabeza y se le va para atrás, extiende los brazos hacia los lados y en ocasiones llega a estremecerse. Este reflejo está considerado como la primera manifestación de miedo no aprendido del ser humano.
Casi al mismo tiempo, y si va todo bien, empezará el bebé a llevarse el puño a la boca, lo cual no significa que tenga hambre, y a estirar los brazos en un afán de explorar su entorno, para alegría de quienes le rodean.
Posibles lesiones
La ausencia del reflejo de Moro puede denotar, no obstante, una lesión neurológica y se suele detectar en la primera exploración del niño por parte del pediatra. Los niños prematuros corren riesgo de padecerlo debido a su falta de madurez vital.
A pesar del riesgo de estos neonatos de no poder desarrollar los reflejos elementales para la supervivencia y de padecer graves secuelas neurológicas el resto de su vida, las excepciones milagrosas también existen.
Ese fue el caso de Kimberly, una niña nacida en marzo de 2007 con un peso de apenas 300 gramos (10 onzas y media) en la Clínica Universitaria de Gotinga (centro de Alemania), a la que se permitió irse a casa con sus padres después de pasar seis meses y medio en una unidad de vigilancia intensiva, convirtiéndose de este modo en uno de los neonatos más pequeños del mundo que logra sobrevivir. La bebita, que pesaba cinco libras y media y medía 43 centímetros cuando recibió el alta hospitalaria, nació por cesárea debido a problemas en el embarazo de su madre, en la vigésimo quinta semana de gestación.
Su emocionado padre contó a los periodistas que Kimberly ya respondía al estímulo de apretar el dedo índice de sus progenitores cuando éstos se lo colocaban en su mano.
La emoción del padre de Kimberly no le impedía advertir este reflejo, denominado de prensión.
Las claves
1. La ausencia del reflejo de Moro
Puede denotar una grave lesión neurológica y se suele detectar en la primera exploración del niño por parte del pediatra.
2- Los reflejos de búsqueda y de succión
Ayudan al recién nacido a demandar el necesario alimento.
3. Los bebés
No enfocan bien las imágenes y solo pueden establecer contacto visual cuando los sujetos están muy próximos a una distancia de entre 20 y 30 centímetros.
Los pediatras tienen estudiadas decenas de respuestas reflejas del comportamiento del bebé al momento de su nacimiento.