Los principales retos para el 2010

Los principales retos para el 2010

Esta nación enfrenta una serie de problemas si deseamos construir una sociedad más equitativa, destacándose la necesidad de mantener altas tasas de crecimiento con estabilidad, políticas presupuestarias redistributivas del crecimiento, mejorar la calidad de la educación y la salud, construir más infraestructura de servicios, reducir la criminalidad; sin embargo hay dos graves problemas con los cuales nos jugamos el destino como país y la posibilidad de construir una sociedad más próspera: la  crisis eléctrica y el narcotráfico.

La crisis eléctrica, con más de cuatro décadas, es el problema más viejo de la historia post-dictadura en donde han fracasado en su solución 12 gestiones de gobierno, cinco presidentes y tres partidos políticos, los cuales no han podido dar con la fórmula para que todos los usuarios del servicio lo paguen.

Antes del proceso de capitalización en el 1997 los apagones eran atribuidos a un problema de oferta energética, por inversiones insuficientes, posterior a la reforma se crearon las condiciones para la inversión privada que permitieron equilibrar la generación con la demanda, pero los apagones continuaron porque el problema es  de tipo financiero ya que ninguna empresa es viable cuando la mitad de su producción la regala o en este caso se la roban.

Hace unos meses el Administrador de la CDEEE estimó en US$3 mil millones anuales el costo de la ineficiencia energética, algo así como el 6.6% del PIB del 2009, y en término de subsidios a la CDEEE desde septiembre del 2004 a junio del 2009 el gobierno ha transferido la suma de RD$95,206 millones y en el 2008 el subsidio representó el 2.45% del PIB, mucho más de lo que se gastó en educación o salud.

El otro grave problema, el narcotráfico. Nuestra posición geográfica y la permisividad de diferentes autoridades convirtieron el país en un santuario para la escala de estupefacientes a los EU y  Europa, posteriormente en la medida que parte de la droga se quedaba en nuestro territorio, como parte de la paga, pasamos a ser mercado para el consumo, proliferando el denominado micro tráfico.

El país está pagando el costo social y moral del narcotráfico, con millares de jóvenes consumidos por el vicio, aumento de la criminalidad, presencia de capos extranjeros, lavado, la penetración en los altos cargos militares y civiles, en el mundo de la política y también el empresarial, y lo peor es que los casos Quirino, Paya, Figueroa Agosto, Sobeida, El gringo y el español Diez aparentemente representan la punta del iceberg de un cáncer que ha hecho metástasis en el cuerpo social de la República.

Con la crisis eléctrica perdemos competitividad, mercados y empleos; con este narcotráfico en ascenso nos jugamos la posibilidad de un país seguro, atractivo a las inversiones y moralmente saludable.

Ambos problemas deben ser despolitizados para garantizar la unidad de todos los sectores, única forma de enfrentarlos con éxito. Estamos a tiempo.

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