En momentos en que la República Dominicana acaba de sentar un hito en genética avícola con la primera exportación de huevos fértiles a Venezuela, el país no puede exponerse a la quiebra de miles de queserías nacionales, ante lo que se ha denunciado como una repentina avalancha de quesos importados que ha inundado el mercado local.
Queseros y productores de leche dominicanos alegan que se trata de una competencia en marcada desigualdad de condiciones, ya que el producto extranjero estaría gozando de subsidios estatales en los países de origen, donde en este momento hay grandes excedentes.
Aunque reconocen que se trata de un tema delicado de libre mercado protegido por la ley y que forma parte de la dinámica del comercio global, sugieren a las autoridades aplicar algún mecanismo de control durante tres meses hasta que se reduzca la sobreoferta de quesos en varios países productores.
La importación a gran escala ha comenzado a tener un negativo impacto en la sostenibilidad económica de queserías en diferentes zonas. La situación afecta principalmente las provincias de Santiago Rodríguez, Montecristi, Dajabón y Valverde, donde operan cientos de pequeños productores, que en promedio fabrican 30,000 libras de diversas clases de quesos cada mes. Productores de la región Este también se sienten amenazados por importaciones en volúmenes nunca antes registrados.
La desaparición de queserías, que en muchos lugares se mantienen como tradicionales negocios familiares, tendría también perjudiciales consecuencias sociales, al producirse la pérdida de empleos que proveen actualmente y que son la fuente de sustento para muchos trabajadores.
Estos productores se quejan, además, de que vienen afrontando problemas operacionales, entre los que se incluyen incremento en el precio del gasoil y dificultades para refrigerar sus productos por la frecuencia con que se producen las suspensiones en el suministro de electricidad.
En medio de este preocupante panorama, Omar Benítez, de la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD), entiende que las autoridades deberían analizar si este incremento en la importación ha violado algunas de las reglamentaciones en los acuerdos de comercio, en cuyo caso se podrían aplicar regulaciones.
Sin embargo, considera que independientemente de la coyuntura que se ha presentado, la industria quesera nacional debería entender que los tiempos actuales demandan una mejor organización de los productores, ya que hay una dicotomía entre fábricas artesanales y formales
Las principales entidades ligadas a la producción de leche y de queso también se han pronunciado sobre este tema, cuya discusión pública ha aflorado en la agenda nacional, en momentos en que aún la atención de la gente está concentrada mayormente en los conflictos postelectorales que han impedido la conclusión final del proceso comicial.
El presidente del Patronato Nacional de Ganaderos, Marcelino Vargas, aboga por que el Ministerio de Agricultura estudie la posibilidad de adoptar alguna medida de salvaguardia y en ese sentido dirigió una comunicación al organismo, analizando el problema en todas sus vertientes.
Vargas explicó que hay una sobreproducción de queso, leche en polvo y mantequilla en los países de la Unión Europea, en Estados Unidos y América del Sur, debido a factores económicos, entre los que se incluye la caída de los precios de las materias (soya, maíz, trigo), situación que afecta grandemente a los productores locales.
Ante la situación, el Ministerio de Agricultura se ha mostrado receptivo y prometió a Conaleche buscar en los próximos días una solución satisfactoria, aunque se trata de una cuestión un tanto complicada, ya que sin restar competencia y facultades a las autoridades del sector, el tema amerita un detenido estudio en todas sus variables y en el contexto de los tratados de libre comercio suscritos por el país.