Los dominicanos hemos hecho de la indiferencia una especie de doctrina que seguimos al pie de la letra. Todos los problemas empiezan por un punto pequeño, pero como no hacemos caso se encarrilan por una ascendente tendencia de crecimiento que solo se detiene cuando prácticamente es difícil abordarlo para buscar una solución, una salida. Este comportamiento se ve en las familias, la microsociedad, y también en la sociedad grande que nos cobija. Los ejemplos sobran, pero mencionemos ahora el tema de la organización-desorganización del transporte público y detengámonos en las anormalidades que vienen ocurriendo en los deportes, particularmente en el béisbol.

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A mediados de los años ochenta, cerca de 40 años, el país supo de la muerte de un joven que se entrenaba para ser pelotero. El caso lamentable ocurrió en La Romana y fue conocido aquí por un amplio reportaje de investigación que publicó el prestigioso diario norteamericano Wall Street Journal (WSJ). El joven había sido tratado con sustancias extrañas para conseguir fortaleza, rendimiento y crecimiento de su masa muscular. Eran sustancias utilizadas en el mejoramiento de la cría de ganados. La prensa nacional se hizo eco del tema, tocaron las alarmas, se prendieron las luces rojas, los “expertos” comentaron, pero nada más. Todo siguió igual.

Muchos otros casos han ocurrido, y poco se ha sabido. Hay testimonios por montones y en el cerrado mundillo del béisbol, incluida la prensa deportiva, se conoce el uso de estas sustancias. Pero nada pasa. Hay una actitud de protección, a veces hasta de buena fe, hasta que los escándalos estallan en los Estados Unidos. Produce pena y tristeza la cantidad de jóvenes que pierden potenciales carreras deportivas por llevarse de quienes les recomiendan usar sustancias que les crean dependencia, hasta que el dopaje les canta ¡bingo!

Ya es tiempo de que nuestras autoridades tomen en serio este problema. Todo el que se dedique al reclutamiento y al entrenamiento deportivo debe ser puesto bajo una vigilancia estricta, sobre todo en el deporte-negocio que es el béisbol. Tolerancia cero para la alteración de actas de nacimiento y para el consumo de sustancias extrañas.