Los reconocimientos de la Academia de la Lengua

Los reconocimientos de la Academia de la Lengua

El pasado día 14, la Academia de la Lengua celebró un significativo acto en su sede para reconocer a varios cultivadores del lenguaje escrito, que por varios años han sido referentes en los medios locales de la comunicación.
Los directivos de la Academia, a través de su director Bruno Rosario Candelier, dieron a conocer sus razones para la escogencia de esos informadores que, para casi todos, el ejercicio de escribir cada día es origen de sus principales satisfacciones económicas e intelectuales. Durante tres años los investigadores de la Academia estuvieron hurgando en los cientos de artículos escritos por los columnistas que utilizan los medios escritos para arribar a la decisión dada a conocer el pasado día 14.
El que la Academia ponderara mi trabajo en los medios tuvo una especial significación para mí. Mi pasión por la escritura era por la fuerza de los genes hereditarios que desde mis años de infancia iba mostrando las inclinaciones por el lenguaje escrito. El hecho de vivir en Baní, al lado de la imprenta de la familia, Ecos del Valle, desde 1952 mantuve una presencia diaria en la imprenta familiar y de pronto estuve escribiendo las noticias de las actividades deportivas que se llevaba a cabo en el pueblo. Ya para 1954, con unos 15 años, enviaba mis notas deportivas a El Caribe ya que mi padre era el corresponsal de ese diario en Baní desde 1948.
Mi presencia en los medios se inició en 1969 gracias al apoyo de mi tío Rafael Herrera, director del Listín Diario. Escribía acerca de temas económicos, de ingeniería, de mantenimiento, sociales y políticos. Así me iba estableciendo como un columnista voluntario de ese medio hasta que al año siguiente me trasladé a Última Hora, que había nacido como un hijo travieso y contestario del Listín Diario en 1970.
En Última Hora estuve escribiendo hasta 1993 con un aporte de 3,248 artículos y 274 artículos para el Listín Diario. Por invitación de ese inolvidable ser humano, Cuchito Álvarez, director del HOY en aquella época, pasé a las páginas editoriales de este diario con mis contribuciones dos veces por semana, publicando hasta la fecha 2,252 artículos.
Han sido 47 años de una apasionante participación como opinante en los medios escritos. Hasta llegué a escribir para el legendario diario del Cibao, La Información, con un total de 43 artículos publicados.
No hay dudas que la Academia de la Lengua, en la persona de su director Bruno Rosario Candelier, intelectual de reconocida dedicación a la investigación desde sus años en el Cibao, tiene el fruto del Diccionario Fraseológico del Español Dominicano en colaboración con las destacadas figuras de Irene Pérez Guerra y Roberto Guzmán. Todos unidos por el valor y responsabilidad para llevar a cabo la labor de hurgar en los diarios el uso del lenguaje por parte de los columnistas y periodistas, seleccionando a un selecto grupo de los mismos.
Muchos de los columnistas teníamos el desafío de utilizar el español con la amplitud que ofrece en todos los renglones del conocimiento. La práctica de años contribuye a sumergirnos en el uso del mismo para sacar expresiones novedosas que enriquecen el artículo que se escribe haciéndolo más atractivo y entendible al lector.
El escritor se afianza en el idioma para llegar a los lectores, que son los destinatarios finales de nuestras inquietudes, siempre con un tinte personal y emotivo. Se trata de aislar ese sentir y hacerlo lo más potable posible sin los apasionamientos normales de quien escribe y trata de que sus ideas se acepten por ser creíbles, sin que se refleje el probable egocentrismo de quien expone sus ideas.
Lo notable de la premiación de la Academia, con excepción de la joven dama periodista Gina López Núñez, es que todos los que asistimos como reconocidos esa noche, somos de la escuela de Última Hora, con excepción de Pablo Mckinney que no pudo asistir. Allí nos iniciamos formalmente en las lides de los forjadores de opinión en las páginas del vespertino. César Medina, Alfredo Freites, Orlando Gil, Aristófanes Úrbaez y este columnista, salimos de sus páginas. No fue tan solo La Cámara la Vio Así de Leopoldo Perera Acta, sino que su página editorial, con sus artículos de fondo, era excepcional gracias a la conducción de Virgilio Alcántara y Aníbal De Castro.

 

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