Hoy 
VIRGILIO ÁLVAREZ BONILLA
El presidente Fernández cuenta si dudas con un gran partido cuyo crecimiento ha sido extraordinario en los últimos años. El PLD pese a que conserva en su estructura de mando la misma pirámide de cuadros que dieron origen a su formación, ha podido producir una apertura singular en su base de sustentación que le convierte en la principal fuerza política del país hoy día.
La alimentación básica del PLD proviene de diferentes fuentes; como partido político ha podido captar numerosos adeptos entre los nuevos votantes, y otros de procedencia de algunas facciones políticas, principalmente del reformismo. Esto como consecuencia de las permanentes facturaciones ocurridas en aquella parcela política.
El apoyo sostenido que diferentes grupos de procedencia reformista brindan al presidente Fernández, trae por vía de consecuencia la participación de numerosos militantes y simpatizantes del reformismo, que siguen las orientaciones de quienes encabezan estos grupos. Estos reformistas se han integrado al proselitismo del Bloque Progresista que encabeza el partido de gobierno. Ahora bien, ¿podrá mantenerse indefinidamente este trasiego que ha alimentado al PLD en los últimos tiempos? Tomando en cuenta que algunos de los trasegados se han beneficiado de las ventajas que otorga el poder político y que otros, aparecen integrados en los organismos internos del partido oficial, será difícil que éstos regresen a sus lugares de origen en la política. No pasa lo mismo con aquellos que han preferido mantenerse fuera de las latitudes peledeístas para seguir las orientaciones de los líderes y cabezas de los diferentes grupos.
Parece ser una realidad irrefutable el hecho de que todos los integrantes de los grupos de apoyo provenientes del reformismo coinciden que el compromiso adquirido por ellos es en favor del presidente Fernández y no necesariamente del partido oficial. Siendo así, hay que concluir que la mayoría de los reformistas que apoyan al Presidente, son reformistas de Leonel y no del PLD.
Resulta difícil cuantificar la participación de los reformistas de Leonel en favor del presidente Fernández, habida cuenta de que éstos no han podido unificarse en torno a un partido con participación directa en las elecciones. Pero si se toma como referencia las elecciones del 2004, donde un importante núcleo reformista apoyó la candidatura del Leonel a través del «Consejo Presidencial» y la disminución en la votación obtenida por el Partido Reformista, en aquellas elecciones, es fácil llegar a la conclusión de que el voto proveniente de ese sector en favor de Fernández pudo ser superior al 10%.
En la actual coyuntura, en estos tiempos, muchos otros reformistas y personalidades provenientes de otros sectores se han sumado al apoyo de la reelección, esto por supuesto es muy bueno; se trata de que en política la suma siempre es positiva. Estas adhesiones traerán votos e impactos importantes que repercutirán en beneficio del principal objetivo que es común en los grupos de respaldo a favor del presidente Fernández, ¡ganar en primera vuelta! No dudamos que el trabajo mancomunado de todos los que respaldan la reelección, dé los frutos deseados. Ahora bien, quiero hacer hincapié en que la tarea no es simple, si bien el presidente Fernández es el candidato más atractivo electoralmente hablando, puesto que cuenta con una base de sustentación envidiable de arrancada, no es menos cierto que se enfrenta a dos contrincantes de cuidado. Por lo tanto, no basta con decir que se apoya la reelección, hay que hacer el trabajo de campo, como lo han hecho ya tradicionalmente los «reformistas de Leonel», aquellos que siempre han sacado la cara y volverán a dar el frente hasta lograr lo que para ellos es un compromiso con miras a completar un programa de gobierno que significa el bienestar y el progreso de nuestro país.
En este nuevo torneo electoral, en que estamos inmersos desde ya, no hay nada nuevo que pueda realmente alterar el curso de los acontecimientos políticos actuales. Leonel habrá de reelegirse sin mayores inconvenientes. Su peso como candidato gravita decisivamente en el electorado nacional, sin que ello signifique que se subestime a los demás participantes en la contienda electoral.
En el panorama electoral actual existe la tendencia a forzar el advenimiento de una segunda vuelta, como la vía más expedita de derrotar las aspiraciones del presidente Fernández a reelegirse. Por ello se habla de que el PRD y el PRSC se unan en una nueva especie de Alianza Rosada, si existiera la posibilidad de una segunda vuelta electoral. Esto que parece factible para muchos entusiastas de una mancuerna de esa naturaleza, estaría por verse, ya que dependería del resultado primario de las elecciones. Por otra parte surge en ese mismo panorama un ingrediente nuevo con la formación de la llamada «Cuarta Vía», encabezada por el Partido Revolucionario Social Demócrata, y que llevará como candidato al disidente reformista Ing. Eduardo Estrella. La corriente política de esta nueva opción es evidentemente anti-reeleccionista, y aunque quien encabeza su boleta haya sido otrora un activo partidario de la reelección., el partido que le sustenta y su principal dirigente han sostenido permanentemente su drástica oposición a ella.
De esta composición electoral se desprende que la lucha estará enmarcada en dos corrientes o fuerzas principales, la encabezada por Leonel y las que se oponen a él. Las demás opciones nacidas de las circunstancias políticas del momento, se alimentarán de núcleos surgidos de los partidos de donde provienen originalmente, no podrán restarle fuerzas al Bloque Progresista, puesto que tanto el PLD como sus aliados son estructuras políticas inamovibles decididas desde ya en su compromiso electoral.
