Los «regalos» en la administración pública

Los «regalos» en la administración pública

TAHIRA VARGAS
En una comunidad donde estuve hace unos meses, una mujer de 80 años que trabaja como «echa día» depalillando maní y gana 80 pesos por día, me comentó con orgullo «yo siempre he vivido de mi propio esfuerzo porque nunca he recibido un «sueldo» de nadie».

El contenido presente en esta expresión aparece en otras expresiones como la de un señor de 75 años que también me contó que ha dedicado toda su vida a «cargar plátanos en un triciclo y venderlos en el mercado y gracias a Dios nunca he recibido un sueldo, porque el dinero que recibo es fruto de mi trabajo».

Varias personas con otras edades me han hecho comentarios parecidos porque conciben el sueldo, «el empleo público» como «un regalo» y entienden que el que vive de un sueldo en oficinas públicas, no trabaja. Nos preguntamos ¿por qué algunas personas piensan que el que consigue un nombramiento del gobierno no trabaja?

Sabemos que hay mucha gente en la administración pública que tiene muchos años de ejercicio y que han dedicado años de su vida a ofrecer un servicio al Estado y que han hecho carrera civil y administrativa. Otr@s que trabajan en escuelas, hospitales, oficinas, etc… ganan salarios muy bajos y realizan labores significativas en las distintas áreas.

Sin embargo, este trabajo, este esfuerzo, se invisibiliza con acciones como las que realizan los gobiernos cuando «regalan» nombramientos y «sueldos» con la razón de «reconocer» o «premiar» a alguien y cuando «institucionalizan» e incrementan «las botellas» como parte de una estrategia para la campaña electoral.

La historia de este estilo de gestión es muy antigua en nuestro país. Los distintos gobiernos que hemos tenido han desarrollado y fortalecido la visión de que los sueldos son «regalos» y deciden hacer «regalos» con el dinero que recaudan con el pago de impuestos que hacemos tod@s l@s ciudadan@s de este país. ¿Por qué el dinero que pagamos en impuestos tiene que dedicarse a regalos y no a políticas sociales y de mejoramiento de las condiciones de las comunidades? ¿Cuánta gente merece un regalo del gobierno con un nombramiento?

Nos preguntamos si la señora (o miles de señoras y señores) que tiene 70 años en labores agrícolas en este país sembrando maní, yuca, habichuelas y/o guandules no merece una pensión justa o «un regalo» Igualmente recuerdo a muchas familias que he visto últimamente que residen en cuartos con pisos de tierra compuestas por diez, doce personas en dos camas. ¿No merecen estas familias un regalo de una vivienda con por lo menos piso de cemento, habitaciones, agua potable y sanitario?

Estos regalos de sueldos, nombramientos, refuerzan la invisibilidad del Estado presente en muchas personas que ven en el gobierno un «regalador de ayudas» para un «grupo».

Otro elemento a leer en esta reflexión es la de los efectos que tienen estas prácticas clientelistas en el reforzamiento en nuestr@s jóvenes de la visión de que la movilidad social se logra a través de «estar pegao» con algún político y conseguir un «regalo» de un nombramiento en algún gobierno. Entrando esta pauta cultural en tensión con la del esfuerzo y el incentivo a la formación técnica o profesional de calidad como vía de ascenso social.

Se deben revisar estas prácticas porque sus efectos en nuestra cultura política son de sostenimiento de pautas ambivalentes que implican un fortalecimiento del clientelismo y un debilitamiento de la institucionalidad y la noción de Estado con un aumento de la desigualdad social.

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