Los relajantes baños de Tiflis

Los relajantes baños de Tiflis

EFE. Reportajes. Nunca en mi vida vi algo tan magnífico como los baños de Tiflis”, escribió hace casi doscientos años el poeta ruso Alexandr Pushkin sobre su visita a las termas sulfurosas de la capital georgiana, que hacen las delicias de sus moradores y de los turistas que llegan a esta ciudad de Transcaucasia.

“Abanotubani” (literalmente, el barrio de los baños) es uno de los rincones más acogedores y pintorescos de Tiflis, ciudad que nació hace 1,500 años gracias a sus aguas termales o, al menos, así reza la leyenda.

Cuentan que el rey Vajtang Gorgasali, que se hallaba de cacería en el valle del río Mtvari, había herido a un ciervo -a un faisán, según otra versión- y, al perseguirlo, vio que se bañaba en una fuente termal, tras lo cual se curó milagrosamente y se perdió en la espesura del bosque.

El monarca no lo pensó dos veces y ordenó erigir una ciudad junto a la vertiente termal. “Tbili”, la palabra que dio origen al nombre de la actual capital georgiana, significa “cálido”.

Los baños sulfurosos no sólo eran un lugar para sumirse en sus aguas y curarse de constipados, reumas, dolores lumbares o simplemente recuperar fuerzas.

En la práctica eran una especie de club, donde la gente se reunía para descansar, hablar de negocios e, incluso, disfrutar de opíparas comidas.

Iras. En 1795, el fundador de la dinastía persa kayar, Aga Muhammad Khan, que había oído de las propiedades terapéuticas de las termas sulfurosas, intentó curarse con su aguas, pero ante la ausencia de efectos beneficios para su salud, montó en cólera y ordenó destruir los baños. Fueron reconstruidos tres años más tarde, después de la expulsión de los persas, y su arquitectura prácticamente no ha sufrido cambios hasta nuestros días.

Los baños fueron de propiedad estatal hasta hace tres años. Los tres más famosos “Chreli abanó” (Baños variopintos) “Gogirdis abanó” (Baños sulfurosos) y “Samepo abanó” (Baños reales) fueron subastados por 4.17 millones de dólares.

“Tenemos como mínimo un centenar de visitantes diarios. Vienen muchos turistas extranjeros”, dice a Efe Nanuli, administrador de “Chreli abanó”, quien sin embargo resalta que son los vecinos de siempre los que conforman el grueso de las clientelas. Para ellos, añade, es una tradición venir una vez por semana. Acuden con la familia o en grupos de amigos. 

El costo

Caros y relajantes

Todo esto, pese a que los precios de los privados son bastante elevados para lo que son los salarios en Georgia. Una hora en el mejor privado del “Chreli abanó” cuesta 80 laris, unos 50 dólares, suma que equivale a un tercio del salario medio georgiano. Pero las aguas sulfurosas de Tiflis también están al alcance de los menos pudientes en las salas comunes, donde la tarifa por hora de baño no supera los dos dólares. La temperatura del agua oscila entre 35 y 37 grados centígrados y los médicos recomiendan que su  duración, sea de entre 8 y 12 minutos. Después de disfrutar de las aguas termales, lo que corresponde es un masaje como Dios manda. El masajista  es una figura indispensable en los baños de Tiflis.

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