Los represamientos de los ríos

Los represamientos de los ríos

El sueño de los ingenieros dominicanos, ayudados por extranjeros, era ver que tanta agua que descargaban los ríos en el mar fuera aprovechada para el uso humano, de generación de energía, irrigar millares de tareas para la agricultura y controlar inundaciones.

Desde la década del 60 se dio inicio a un acelerado programa de construcción de grandes presas. Los sueños de los ingenieros se fueron convirtiendo en una realidad admirable, impulsados en las administraciones del doctor Balaguer, creyente en el aprovechamiento hídrico de los ríos nacionales.

Decenas de presas se han construido en los ríos del país. Todavía quedan en carpeta muchos proyectos y estudios preliminares de otras presas para la producción de energía, abastecimiento de agua o uso para riego. Recientemente se completó el proyecto de Pinalito, en donde se instalaron generadores de 50 megavatios de potencia utilizando el agua del Arroyo Tireo, cerca de Constanza.

Pero ocurre que por las características de la cuenca de ese pequeño arroyo, la gran inversión superior a los $350 millones de dólares fue un desperdicio sin recuperación futura. La capacidad de almacenamiento del embalse es mínima. El agua en el embalse está sujeta a recibir constantemente una contaminación por el arrastre de los residuos químicos que se utilizan en el cultivo de las hortalizas y tubérculos en las fértiles tierras del valle de Tireo.

La inversión en Pinalito fue realizada con falta de criterio técnico; parecería que se buscaba obtener otros tipos de beneficios, como están tan de moda, y es ya la costumbre actual de encarecer obras sin ningún temor ni esperar el tener que rendirle cuentas a nadie. El país lamentará esa inversión con una pírrica producción de energía y anti económica por los dólares invertidos para producir pocos kilovatios. El fiasco podría avergonzar a quienes idearon ese gasto tan enorme y vergonzante para un país que deberá pagar un préstamo más a Brasil sin saber de dónde.

Otro proyecto que se ha abandonado, después que se ha realizado una cuantiosa inversión en el túnel de desvío, es el de la presa en Guaigüí, para represar el río Camú y aprovechar sus aguas para riego, acueducto de La Vega y control de crecientes.

Originalmente el proyecto de Guaigüí costaría unos $45 millones de dólares, con un financiamiento noruego bajo la modalidad de llave en mano. Tuvo una escalada para llegar a más de $65 millones de dólares; pero desde hace más de cinco años ha sido paralizada su construcción a la espera de mejores tiempos y de entusiastas políticos que la promuevan.

El proyecto de Guaigüí fue un sueño de don Francisco Gómez Estrella, promotor de todo lo mejor para su natal La Vega y para la región nordestana. Por años insistió en su construcción, por la necesidad de la misma para proteger a La Vega de inundaciones y tener agua disponible para consumo humano y agrícola. Sus sueños deberán esperar para ver si las autoridades se deciden a revivir el proyecto, enterrado en un limbo jurídico, económico y técnico, aparte de que las autoridades dominicanas deberán tener buenos argumentos, ante el gobierno de Noruega, de explicar cómo se ha desperdiciado esa inversión.

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