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La esperanza de hoy es de un mejor gobierno con la ilusión de las recomposiciones que son imprescindibles para encausar el país por otras vertientes más saludables, de modo que no exista en ningún momento la amenaza de retroceso, ni la de las armas asesinas de una nueva tiranía.
El país va directo al trabajo como única solución para su desarrollo, como estandarte de nuestra salvación. La austeridad será el recurso de la nueva sociedad para conseguir su éxito.
Los resplandecientes de hoy, tendrán que convertirse en los desocupados de mañana, porque no funcionaron, no dieron la talla, no se ajustaron a la realidad del nuevo Estado que viene creando nuestro Presidente, y saldrán del país por su propia voluntad, no porque los perseguirá el gobierno ni el pueblo, porque la democracia es una realidad en República Dominicana, como no existe en muchos países, es decir, tendrán que irse, aunque no en yola como desesperados e impacientes, sino en jet, porque tienen buenos recursos acumulados, o tal vez porque conserven algún grado de vergüenza o porque no quieren sufrir el sonrojo del desprecio de la nación.