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Sin lugar a dudas existen dentro del gobierno nacional que rige los destinos del país, docenas y hasta centenares de hombres y mujeres de mucho talento, pero es lamentable, la República Dominicana no está funcionando a plenitud, porque toda la carga recae sobre los hombros del Presidente, que no tiene horas de descanso en su trabajo a favor de la república. No se coopera como lo merece con el Presidente.

Parece que entre algunos funcionarios falta coordinación y sincronización en nuestra organización estatal y muchos, mal llamados especialistas, siendo hombres capaces, diligentes y llenos de buenas intenciones, como lo eran también o parecerían serlo los de pasados gobiernos, sin embargo, a pesar de todos estos atributos, no hacen que la nación funcione, por lo cual el Estado no se moderniza, el transporte es un desastre, los aeropuertos están a la deriva, no tienen carros suficientes para transportar las maletas; los vuelos tienen que ser desviados a otros países; los robos y atracos están a la orden del día; la producción agrícola es deficiente e insuficiente; se vaticina arroz hasta exportar y luego hay que importarlo; se importan pollos, pavos y hasta huevos fértiles, por falta de planificación, cualquier trámite en la administración pública y municipal para el pago de impuestos, que deben recaudar el Estado y los municipios, se hace lento, agota la paciencia de los ciudadanos, porque empleadillos así lo determinan a espaldas de sus jefes; las carreteras necesitan conservación; las violaciones a las leyes del tránsito ocurren ante las miradas complacientes de las autoridades policiales, sin ponerles coto, y, la ciudad capital y otras del interior con tantos tarantines donde se hacen y expenden comidas, constituyen la cocina más grande del mundo, sin que nadie elimine esos adefesios.