Los restos de Trujillo

Los restos de Trujillo

UBI RIVAS
La figura del generalísimo Rafael Leonidas Trujillo es tema de palpitante actualidad a 113 años de su nacimiento y 43 de caer ajusticiado en un charco de sangre el 30-05-61, y cualquier libro sobre su régimen, adquiere proporciones de circulación como solo las obras de Joaquín Balaguer o Juan Bosch.

Surgen miriadas de comentarios en torno al gobierno y la personalidad de Trujillo, y uno de ellos lo es el que sus restos mortales retornen al país, luego de haberlos exhumados en San Cristóbal, su primera sepultura, del parisino cementerio de Pare Lachais, y luego su descanso en el cementerio madrileño.

Solo el general Pedro Santana ha sido removido de su sepulcro tantas veces como Trujillo, sabiéndose que al fallecer en lo que es hoy el Mesón de Bari y sepultado en la fortaleza Ozama, fue trasladado de allí por orden del presidente Cesáreo Guillermo hasta la capilla de Regina Angelorum y de ésta a la iglesia de El Seybo, para finalmente, por disposición del presidente Balaguer, conducirlo al Panteón Nacional junto a sus victimas.

El generalísimo Trujillo es considerado por no pocos como la figura más extraordinaria del mundo político y militar que ha producido el país, sobrepujado únicamente en principalía por el Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte.

Eso así, porque El Jefe gobernó el país desde el 23-02-30 hasta el 30-05-61, es decir, 31 años y siete meses, más que los 15 años alternados de Buenaventura Báez (1849-51, 1856-58, 1865-66, 1868-73), los terribles Seis Años; más que los 13 de Ulises Heureaux desde 1882 hasta 1899, y más que los 22 años del doctor Balaguer, en una jornada de 12 y otra de 10.

Nótese la calaña de los turpenes que han gobernado prolongadamente al país, incluyendo al general Pedro Santana, que gobernó en cuatro ocasiones, la primera del 13-07-44 al 04-08-48; del 30-05-49 hasta el 29-12-51 en que renuncia por enfermedad; del 27-01-53 al 11-05-56; del 04-12-58 al 07-01-62 en que renuncia la capitanía general de la colonia y a la investidura el 20-07-62, un total de 14 años alternados.

El tercer azote político lo encarnó el presidente Ulises Heureaux, el terrible Lilís, ostentando el pode de forma arbitraria desde 1882 hasta 1899, un total de 13 años, que puso fin el ajusticiamiento el 26-07-99 en Moca.

Trujillo fue el cuarto espadón tremebundo que acogotó las libertades públicas, cierto, pero diferente a los otros, demostró una percepción como noción de Estado como solo le precediera el  Presidente Ramón Cáceres.

El doctor Joaquín Balaguer con un estilo diferente al de sus predecesores citados, desempeñándose con el estilo de un despotismo ilustrado, constructor de infraestructuras públicas como ninguno antes y posiblemente nunca después, pervirtió de inmoralidad al país y al Estado, con una cuota de sangre que no podrá olvidarse jamás.

Trujillo liquidó la montonera, repito, en sus dos últimas expresiones, primero Cipriano Bencosme, en el mismo 1930, y luego el general Desiderio Arias, al siguiente año, pactando el general Pedro Estrella (Piro), con el Jefe, su alzamiento en Los Amaceyes, Tamboril.

No hay historia dominicana omitiendo a Trujillo, como pretendió futilmente el historiador Rufino Martínez, una referencia sombría que conspira con la objetividad de un historiador y de un comunicador social.

Porque Trujillo creó la moneda nacional en 1947; creó el Banco Central, Banco Agrícola, Banco de Reservas, Orquesta Sinfónica Nacional, escuelas de Bellas Artes en las cabeceras de todas las provincias; creó las colonias agrícolas en la línea fronteriza para poblar esa álgida zona de eterno conflicto.

Creó el Código de Trabajo y la consigna secretaría de Trabajo; organizó el servicio exterior con diplomáticos ilustres por su formación cultural.

Construyó el Palacio de Bellas Artes y creó la nueva Policía Nacional y Fuerza Aérea, modernizándolas, como también al Ejército Nacional, para sus propios fines, alegan sus contrarios, pero hoy son una realidad en proceso de reformas profundas para servir mejor a la sociedad conforme a los requerimientos de estos tiempos.

Se hizo de Hacienda Fundación, casi en igual de tamaño a Puerto Rico, despojando a sus legítimos dueños, y asesinó a Altagracia Almanzar embarazada en el mismo 1930 y a su esposo Virgilio Martínez Reyna, tuberculoso, innecesariamente, como son todos los crímenes, innecesarios, y el horror de los asesinatos inconcebibles de las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, que de permitirles vivir, su régimen no peligraba ni concluiría, y sí por lo contrario, como aconteció.

Pero en 31 años y siete meses es imposible contabilizarle a Trujillo dos mil muertos, mientras en Colombia, una democracia, mueren cada año más de 50 mil individuos por la violencia de las FARC y el ELN y en Guatemala, al mes de octubre último, más de 30 mil individuos habían sido asesinados, otra democracia (¿?)…

Excluyo los haitianos asesinados a principios de octubre-1937, unos tres o cinco mil. No más.

En México, otro tirano, Porfirio Díaz, que gobernó 22 años, 1876, 1877 a 18–? y de 1884 a 1911 descansan sus retos mortales en Pere Lachais, París, desde su muerte en 1915.

Los dos, algún día, retornarán sus restos a sus patrias, por el derecho del jus solis y el jus sanguinis, y quizás por otros apelativos que hoy resultan una malapalabra, una herejía, una blasfemia, y provocar la iracundia de sectores que se dicen democráticos y le cierran el tránsito a la disidencia y a la objetividad y que, arrastrando muchos defectos, carecen de ni una sola de sus virtudes.

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