Es evidente que la Encuesta Gallup se ha constituido en una de las mediciones más creíbles (no la única) de las que actualmente se han estado publicando en el país.  Tanto es así que antes y después de cada salida, innumerables son los comentarios, interpretaciones y análisis que en torno a sus resultados se establecen.

Como se ha reiterado en múltiples ocasiones, una encuesta (hecha con rigor científico) es una “fotografía” de un escenario específico, que nos sugiere cuál es la preferencia de los ciudadanos durante el período en que se lleva a cabo la aplicación de la misma. Esto es válido si analizamos el comportamiento de una sola encuesta. 

Ahora bien, cuando se vislumbra la manera como esta preferencia ha ido cambiando a lo largo de varios períodos en los cuales se han recogido las opiniones de los ciudadanos, entonces se puede colegir  algunos escenarios a partir de la tendencia exhibida, ya sea que ésta sea creciente o decreciente.

En el caso que nos ocupa, si observamos los resultados de las tres encuestas Gallup que se han publicado, el candidato Hipólito Mejía pasó de un 47.9% de la intención de votos en agosto del 2011 a un 45.2% en la primera semana de marzo del presente año. 

Es decir, se produjo una caída en la simpatía o en la intención de votos a favor de HM de 5.6% o 2.7 puntos porcentuales.  En cambio, el candidato Danilo Medina experimentó un crecimiento de 45.8% o de 15.3 puntos porcentuales.

A lo largo de los siete meses transcurridos entre la primera y la tercera Encuesta Gallup, HM ha venido decreciendo 0.4 puntos por mes o 0.8% mensual.  DM ha estado experimentando un crecimiento de 2.2 puntos cada mes o un 6.5% mensual.

De continuar esta tendencia, es claro que el 20 de mayo podríamos tener un ganador de las elecciones; en este caso, Danilo Medina, cuya votación pudiera llegar alrededor de un 52%. 

Es decir, los números arrojados por las tres encuestas realizadas, muestran una tendencia hacia una definición de las elecciones en primera vuelta, contrario a lo que algunos analistas han interpretado de que los resultados indican que ninguno de los dos candidatos obtendría la mitad más uno de los votos válidos. 

Esto claro está, si no ocurriese ningún acontecimiento extraordinario que pudiera modificar o alterar de forma significativa el panorama electoral de aquí al 20 de mayo.