Muchos creían imposible un acercamiento entre las fuerzas en conflicto en el PRD, especialmente entre quienes han dominado el escenario de confrontación interna de dicho partido en los últimos tiempos: Hipólito Mejía y Miguel Vargas.
Y a pesar de que durante el proceso electoral pasado les fue imposible encontrar una brecha para conversar y dejar de lado las desavenencias, aunque fuera tácticamente, de pronto se han producido encuentros que de alguna manera abren caminos, y ya se habla de posibles acuerdos.
Algo similar ocurrió en las elecciones pasadas en el PLD, cuando muchos apostaban a que era imposible un entendimiento entre Leonel Fernández y Danilo Medina, pero lo lograron, porque como he dicho en otras ocasiones, los peledeístas han demostrado que saben comer en el mismo plato, aunque con diferentes cubiertos, y superaron cualquier distanciamiento o diferencia que en definitiva les dieron los resultados que esperaban.
Para validar, además, que en política no todo está escrito.
El diálogo de los perredeístas es positivo y crea indudables esperanzas entre sus seguidores, e incluso entre ciudadanos que entendemos que una fuerza como el PRD es fundamental para garantizar un equilibrio democrático, por lo que hay que esperar que los mismos den los resultados que se esperan, puesto que si se agotan los plazos y no logran encontrar fórmulas que viabilicen la convocatoria y celebración de forma ordenada de sus organismos superiores de decisión, pudieran estar caminando hacia un precipicio en el que bajando o tirándose resulte igual de peligroso.
La situación especial que vive el PRD los obliga a hilar demasiado fino, porque a pesar de ser un partido de profundo arraigo popular, la gente se cansa.
Pero el cansancio no se produce solamente porque no ganan más elecciones como ha anhelado su militancia, sino porque los conflictos, difundidos a través de los diferentes medios, los golpea y desanima. Y una nueva frustración podría ser fatal.
En el PLD, aunque el gobierno cuenta hasta ahora con bastante aceptación según las mediciones que se hacen, están en el deber de corregir una serie de aspectos que innegablemente les ha creado nubarrones que han calado profundamente en una parte importante de la conciencia ciudadana con respecto a acciones pasadas.
Y aunque pudieran alegar que las críticas a dichas acciones provienen de sectores que no necesariamente penetran en todos los niveles, especialmente populares, indudablemente les ha creado una imagen que bajo cualquier punto de vista deberían cuidar o enmendar.
Visto así, todo lo que suceda en materia política de aquí al 16, va a determinar las posibilidades electorales como el futuro de dichos partidos.
Quienes sean capaces de superar las dificultades internas, tendrán mayores oportunidades de presentarse ante el país como fórmula triunfadora; porque de otra forma, inmersos en conflictos, se hace difícil convencer a la nación de que quienes son incapaces de administrarse a sí mismos puedan garantizar estabilidad.
Ambos partidos deben estar conscientes de los retos a vencer de aquí al 16.