Los retos para el nuevo período
JOSÉ BÁEZ GUERRERO
j.baez@codetel.net.do

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Alguna gente cree, equivocadamente, que apoyar al Gobierno del Presidente Fernández requiere renunciar a criticarlo. Al contrario, me parece que una de las mejores formas de ayudarlo es haciendo el mejor periodismo de opinión posible. Esto viene a cuento para citar lo que escribí en agosto pasado:

“En cuanto a las ejecutorias oficiales, es una vergüenza que la oposición tenga razón cuando reclama mayor inversión en educación y salud. Nadie se explica por qué o cómo la seguridad social sigue enchonclada, como si los dominicanos fuésemos los más brutos o incapaces del mundo.

La violencia criminal en las calles luce incontenible. Pese al milagro de la estabilidad económica, del crecimiento envidiable, del avance del Metro, de los esfuerzos por cerrar la brecha digital, de que se venden más casas y carros que nunca antes; a pesar de los piropos del FMI, el BID, el Banco Mundial, la CEPAL, Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch, entre crecientes núcleos urbanos y rurales, aumenta el desaliento y el desencanto. Muchos leonelistas lo son por creer que las alternativas son peores, no por creerle bueno. Y eso es una tragedia.

“Quizás el Presidente Fernández está atrapado en un círculo vicioso que el economista James M. Buchanan (Nóbel en 1986) definió como su “public-choice theory”, que postula que la política opera como un mercado, donde el último postor logra lo que quiere.

Ofrecer luz confiable y barata es lo mejor para la mayoría, pero ningún político está incentivado a buscar ese fin cuando sus simpatizantes más poderosos y mejor organizados prefieren el status quo. Estos son, después de todo, quienes ‘escogen’ a los presidentes.  “Optar por los grupos que prefieren el status quo (que sigan los apagones, que haya impunidad para banqueros ladrones, que no entre o entre mal la seguridad social, que se gaste menos en salud y educación…), esa opción cómoda y mullida, lubricada con un clientelismo bien aplicado, puede facilitar una re-elección.

“Pero es una fórmula masoquista que provoca creciente frustración y lo reduce de líder visionario a ser sólo un político más, por exitoso que pueda ser en su dominio de los fastos electorales…”.  En las próximas semanas, tras ganar la re-elección, el Presidente debe ahora re-enfocar su capacidad de encanto, elevarse por encima del cieno electorero, y demostrar otra vez su madera de estadista.

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