Los Reyes Magos llegaron un poco discretos, pero alegraron

Los Reyes Magos llegaron un poco discretos, pero alegraron

Los juguetes que se regalan por el Día de los Reyes Magos vuelven a encender la magia de la vida de los niños, quienes con estos presentes ponen su imaginación a volar y se pierden en la alegría disfrutar del mundo donde lo que cuenta es divertirse.
El 6 de enero, como marca la tradición católica, aparecen los tres Magos de Oriente, Melchor, Gaspar y Bartazar. De ellos no se conoce más que estos nombres, pero son los que animan a padres, madres, tíos, amigos y padrinos a esforzarse para entregar los obsequios que permiten a los pequeños entretenerse.
Redactores de Hoy estuvieron ayer en varios puntos de la Capital, y pudieron apreciar que los Reyes llegaron un poco tímidos. No se observaron los puntos de concentración de niños jugando en los parques como en años atrás ni los recorridos a larga distancia de los chicos corriendo las bicicletas nuevas. Aunque el esfuerzo por mantener la costumbre viva se mantiene.
Santiago Arias, residente en el sector Villa Juana, en Santo Domingo, declara que ante tanta violencia y criminalidad optó por comprar juguetes que no necesitaran ser utilizados en la calle.
Como la diversión de los niños nos hace cómplices, al tener que invertir recursos para adquirir los reyes y cuidarlos en el disfrute, Jean Carlos Estrella no quiso dejar pasar el día sin agradar a su único hijo. Vino al país procedente de España, a donde emigró hace años y tiene dos empresas, pero antes de marcharse puso a su niño con los regalos en la tarde de ayer.
Con tan solo un año de edad, Paola Guerrero fue entrenada a tirar un coche con su muñeca a bordo.
Caribel Vásquez, residente en el Ensanche La Fe, se siente feliz al ver a sus hijos cautivados con los juguetes nuevos. Sin embargo, por la situación económica, los mayores fueron enterados de que hay otras prioridades. Esto no agradó a Jerlin Martínez Simonó, de 11 años. “Me conformo hasta con una pelota, un parché…”.
Raimer Ezequiel Ramírez, de 10 años, expresa: “mi papá me dice que soy muy grande para juegos. Solo le pusieron a mi hermanito y yo quería una cancha de baloncesto o patines”.

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