Recibí por Whatsapp un video-clip patrocinado por el Banco de Reservas titulado “No hay tierra tan hermosa….como la mía” con una genial producción foto-video-gráfica donde se destacan nuestras salidas y puestas de sol, valles, montañas, playas, monumentos históricos, arquitectura moderna, hombres y mujeres sembrando, cosechando, fabricando y construyendo, todo adornado con muestras de nuestra cultura y volví a reflexionar sobre ¿cómo es posible que en un país tan rico como el nuestro todavía no hayamos podido salir del atraso político y la vergüenza internacional representada por un régimen corrupto y corruptor, sin respeto a la institucionalidad, con los poderes judicial, legislativo y electoral maleables, virtualmente supeditados al ejecutivo?
La pobreza política se manifiesta cuando aparecemos manipulados por fariseos e hipócritas disfrazados de líderes con un infeliz enfrentamiento entre el actual presidente, ya reelecto y un expresidente de tres períodos, acompañados de otro expresidente experto de la nueva “oratoria” (la de los orates) excelente en la “chercha” electoral, pero que fracasó en la solemnidad de la presidencia, sin que todavía surjan líderes como real esperanza de cambio.
¿Cómo explicar que en un país tan hermoso y productivo la pobreza de liderazgo sea tan grande que solamente dos o tres personas sean consideradas como “presidenciables”? Intento responder: La partidocracia, el clientelismo y la corrupción administrativa han socavado la confianza colectiva en la democracia y por eso, en vez de dos o tres, los candidatos son numerosos pero todos se saben sin posibilidades de competir con los gobernantes comprando votos, dividiendo esfuerzos y haciendo más fácil la reelección, porque, sin mucho dinero, nadie puede “sacrificarse” a petición del “pueblo” (¡perdón, de su clientela!).