Los riesgos del ego herido
de los estudiantes

Los riesgos del ego herido<BR>de los estudiantes

MAURO CASTILLO
Según los datos suministrados por la Secretaría de Estado de Educación, al iniciarse el nuevo año escolar en el pasado mes de agosto de este año, más de dos millones de niños y adolescentes ingresaron a las escuelas públicas y privadas para adquirir el pan de la enseñanza académica y una adecuada socialización humanista, que les permitirá llegar a ser buenos hijos, ejemplares ciudadanos y honestos profesionales de las distintas áreas del saber científico.

Sin embargo, deseamos advertir a padres y profesores que conduzcan con mucha cautela ese excepcional laboratorio de seres humanos en desarrollo, cuya personalidad e inteligencia estará en continua evolución, pero teniendo que enfrentar con la ayuda de el buen tacto de los profesores, las típicas rivalidades grupales que de una u otra manera se constituyen por los propios alumnos que gozan de mayor empatía grupal especialmente frente al sexo femenino.

Estas rivalidades pueden llegar al uso de motes o nombres ridiculizantes, tales como oreja de parábola, palillo a los flacos y albóndiga a los gordos, por rasgos físicos o debilidades académicas, creando heridas en el ego vulnerable de algunos compañeros rivales a quienes desean desplazar para de esta manera convertirse en los verdaderos lideres del grupo, que les permitirá capitalizar la atención y simpatía de la mayoría de sus compañeros y compañeras.

Hemos tratado casos en nuestra consulta de niños que se han negado a volver a las aulas de su colegio, por que ya no resistían la intensidad de las burlas y el derrumbe del propio estado emocional que ese asedio le provocaba, pudiendo dejarles cicatrices para siempre como una pobre auto-estima y un sentimiento de inferioridad.

En colegios y escuelas técnicas y universidades norteamericanas han pasado grandes tragedias de muertes con armas de fuego, en que un alumno profundamente afectado en su ego ha planificado venganza contra compañeros y profesores.

El último caso fue el ejecutado por un estudiante de origen coreano llamado Cho Seung  Hui, en la Universidad de Virginia, que era objeto de burlas por lo mal que pronunciaba el inglés y decidió vengarse y compró armas de fuego con las cuales mató varios compañeros y luego se suicidó.

En nuestro país no hemos tenido casos así, pero muchos niños y adolescentes han quedado marcados en su auto-estima para siempre, sin poder superar las personalidades depresivas que han desarrollado.

Les pedimos a los padres y a los maestros que actúen con rapidez en esos casos, antes de que trastornen de por vida las personalidades de estos educandos.

Por ejemplo: Visitamos en días pasado un colegio privado y tomamos una muestra de un octavo curso compuesta por 20 estudiantes y al hablarles de los motes, nos confirmaron que a unos diez alumnos les han puesto nombres burlones para identificarles.

El «haitiano», «albóndiga», «palillo», etc., lo que confirma la preocupación de nuestro llamado a los profesores y los padres.

Los profesores deben reclamar la ayuda de los orientadores o de los psicólogos que ya laboran en todos los colegios privados y escuelas públicas para enfrentar estos problemas por medio de psicoterapia de grupo, que es un método muy eficiente.

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