El pasado viernes 17, Adriano Miguel Tejada en su columna AM de Diario Libre, resaltaba aspectos fundamentales en la conducta humana que han transformado el mundo por esos estallidos fruto de la inquietud humana, de sus deseos permanentes de cambio o de modificaciones de condiciones sociales y económicas.
La columna AM invitaba a abrir un debate sobre el tema. Creo muy pertinente introducir mi cuchara en el salcocho para externar inquietudes que sirvan para darnos cuenta de cómo el mundo, que se creía unipolar, se está transformando a ojos vista. Están surgiendo nuevas potencias, y siguiendo lo que muchos historiadores intuían de la evolución del poder mundial, que avanzaba en la misma dirección del movimiento del Sol, para culminar donde comenzó la civilización en el Asia, con el poder avasallante de la economía y producción industrial de China, India, Japón, Corea, Taiwán y otros tigres asiáticos.
El trauma de la derrota en Vietnam de los Estados Unidos fue conformando una nueva forma de actuación, en que el surgimiento del papa Juan Pablo II contribuye para que 10 años después de su elevación al papado, el comunismo se derrumbara en Europa. Estados Unidos quedó como única potencia. La década del 90 fue de gran prosperidad para los norteamericanos, que vieron crecer en gusto por el lujo, un enriquecimiento increíble bajo los efectos del capitalismo salvaje o de casino como lo ha bautizado el presidente Fernández. La era de los Clinton en la Casa Blanca fue de gran impacto por su liberalidad y actuaciones reñidas con la moral e influyó para que el mundo considerara que el objetivo era disfrutar del placer por la abundancia de dinero, fruto del auge de las empresas.
El disfrute del dinero atrajo el crecimiento, en los 90, del consumo de drogas en Estados Unidos, insaciable al verse con el derroche económico. Atraídos por el placer estimuló a los pobres a incentivar el cultivo de las drogas para abastecer a un demandante mercado, sediento de nuevas exploraciones humanas para el sibaritismo.
La llegada de los republicanos al poder norteamericano con su pasión bélica se vio favorecido por el derrumbe de las Torres Gemelas que abrieron las puertas a las aventuras de Irak y Afganistán y llegar en este año al desplome de la economía, dominada con la quiebra de las financieras, sus préstamos basuras y las estrepitosas caídas mundiales de las bolsas, con el ingrediente de un alivio para los países pobres de que ese colapso de Wall Street ha obligado a reducir increíblemente el precio del petróleo.
El capitalismo norteamericano lleva en sus entradas el germen de su destrucción debido a que la pasión por la buena vida y el atrayente mercado de las drogas es una fuente de enriquecimiento al igual que en Europa con un capitalismo desbordado, mientras los países asiáticos se consolidan al sacar a millones de seres de la pobreza y llevándolos a ser consumidores de lo que producen en abundancia.
Los rusos, viendo venir el colapso financiero de Estados Unidos, en gestación desde hacía años, se sintieron tentados a sacar a relucir su antiguo poder bélico, cosa que provocaría a Estados Unidos a volver a sacudirse de su crisis, tal como ocurrió en 1941 cuando los japoneses atacaron a Pearl Harbor, para convertirse en la gran potencia mundial.