Los salarios del sector público

Los salarios del sector público

La reforma de la estructura salarial del sector público es una de las urgencias económicas que tiene el país y debido a la importancia de este paso, no debería haber dilaciones para su aprobación en el Congreso. Desde siempre, el salario de los servidores públicos ha sido una de las peores fuentes de inequidad sustentada por el Estado y ha llegado el momento de desmontar esta estructura y sustituirla por una basada en la transparencia y la valoración de los méritos y las funciones.

No debe haber lugar a dilaciones en la aprobación del proyecto de Ley de Salarios del Sector Público. La pieza ya fue aprobada en la Cámara de Diputados y por una aparente confusión está paralizada en el Senado. El salario de los servidores del Estado es un componente clave de la economía, y la necesidad de reestructurar el gasto público en sus aspectos cuantitativo y cualitativo no puede dejar de lado las distorsiones del salario del sector público.

Se necesita determinar reglas de equidad para lograr que una persona que desempeña un cargo en un ministerio devengue el mismo sueldo que la que haga iguales funciones en otra dependencia del Estado. El régimen salarial del Estado se ha caracterizado por los privilegios que garantiza a unos en desmedro de los otros, y por unos niveles mínimos desfasados de la realidad. Es hora ya de desmontar tanta inequidad.

Tuberculosis entre nosotros

Las autoridades sanitarias han aumentado el énfasis en la lucha contra la tuberculosis, una de las patologías ligadas a la pobreza y cuya incidencia en nuestro país está entre las más altas de la región. La Organización Mundial de la Salud nos ubica en el sexto lugar, después de Haití, Bolivia, Perú, Suriname y Guyana.

De 2010 en adelante, el Programa Nacional contra la Tuberculosis ha comprobado que es creciente el número de casos de tuberculosis, y ha intensificado su trabajo para hacerle frente a la situación. Una preocupación es la actitud de muchos pacientes en cuanto al seguimiento de los tratamientos contra la enfermedad.

El esfuerzo de las autoridades tiene que ser correspondido por la actitud de los pacientes para que sea posible lograr la meta de controlar la incidencia de esta enfermedad.

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