Los sepultureros del país

Los sepultureros del país

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Es inminente que el país iniciará un proceso delicado, camino a su inmolación, cuando su clase política se ha empecinado en lograr tal hazaña, por su ceguera política, y sus empeños en hacer fracasar al gobierno del PLD, al cual se le pretende negar las herramientas para su despegue desarrollista. Así mismo, dentro del mismo gobierno del PLD, existe el germen de esa inmolación nacional, cuando con diversos métodos dilatorios se pretende darle largas al asunto de la quiebra de los tres bancos y se preocupa no llevar a juicio a los responsables de ese descalabro financiero, que todavía no se sabe como sucedió tal derrumbe.

Los políticos, en atención a sus planes personales de poder, o de hacerse los graciosos con un populismo trasnochado, dejan de lado las realidades mundiales de la geopolítica, en donde el imperio de hoy procura implantar una severa honestidad en las acciones públicas, desterrando las costumbres del pasado cuando la corrupción campeaba por doquier. A nuestros países subdesarrollados los señalaban como casos perdidos en donde el robo al erario y los negocios raros en el sector privado marcaban una costumbre que era la norma de vida de estas sociedades. Se escandalizaba de mala manera a otras naciones, en especial las europeas, donde esa normal ver a los ministros que iban a pie, en bicicleta o en taxi a sus oficinas antes que el terrorismo hiciera su aparición funesta en las ricas capitales.

Entonces, la clase política evade o desconoce la realidad que los está golpeando en la cara al ver de como se alejan las posibilidades de un acuerdo con el FMI o se amenaza con erradicar al país del Tratado de Libre comercio, todo a causa de acciones de los políticos, que con grandes amarres, se muestran renuentes a aplicar los correctivos que demandan los que van a dar dinero y ya no están dispuestos a que ese dinero se vuelva sal y agua, logrando empobrecer más a los dominicanos.

Así vemos, que por más mensajes que están enviando todos los embajadores europeos y norteamericanos acreditados en el país, para que se combata la corrupción y se castiguen a quienes quebraron los tres bancos, todavía la justicia se muestra sorda a esos reclamos, que también lo son de la ciudadanía que votó por un cambio de dirección, para que tales cosas se castigaran y pudiera proyectar una imagen del país en base a que se iba a castigar a quienes desfalcaron, tanto a los miles de clientes de esos bancos como al gobierno, que se vio sumergido en un hoyo que le ha sido difícil ir saliendo del mismo.

Incluso, el acuerdo con el FMI, se podría ver entorpecido, ya que la excusa de exigir más disciplina fiscal o más cargas impositivas, es para ocultar la realidad de que mientras los norteamericanos y europeos no vean que se comience un proceso para castigar a quienes quebraron los bancos o que existan evidencias firmes de que se van a castigar a los corruptos, de seguro que hasta por una coma se dilatará ese acuerdo, y el imperio vea evidencias serias de erradicar la corrupción de los actos públicos del Estado, castigando a quienes se han burlado del país.

Así mismo, el impase surgido con la firma del TLC, en que ya hay cartas amenazantes e intimidatorias para sacar al país del acuerdo que incluye a los países de América Central, con la excusa del 25%, impuestos por los políticos congresionales al sirop de maíz importado de Estado Unidos, es otra excusa que sirve para ocultar en parte los temores de que no hay intenciones serias en el gobierno de combatir a la corrupción.

Y eso se vio la pasada semana con la detención de varios funcionarios beneficiados con el plan Renove. Los cuales, desde la anterior administración, se denunció que algo olía muy mal. Al ver el respaldo, que le dieron los políticos peredeístas a sus compañeros en desgracia, que hasta amenazaron con desestabilizar si se les mantenía en prisión, o se les condenaba, confirmaron la percepción nacional y extranjera que los políticos dominicanos pertenecen a una clase permeada para beneficiarse de los recursos del pueblo. De ahí que es necesario que vengan de afuera para exigir transparencia en el manejo de los recursos estatales, ya que de otras maneras el país se vería convertido en un paria internacional, como lo está Haití, y así la isla pasaría a ser objeto de aislamiento, en que podría llegarse a los extremos de ver a los gobiernos europeos y norteamericanos recomendando a sus nacionales a que no viajen con fines de placer a esta isla, donde su parte oriental, se ha convertido en la anfitriona de más de tres millones de visitantes. Para evitar esas calamidades, y otras, por ser renuentes a ser más honestos, será necesario que los políticos se olviden de engrosar sus bolsillos, o de un nacionalismo trasnochado, para vivir la realidad mundial de quienes dominan a los países de la Tierra.

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