Los servicios de emergencia del hospital de Gaza sumidos en el caos

Los servicios de emergencia del hospital de Gaza sumidos en el caos

Franja de Gaza, (AFP) – Los bombardeos se oyen en el hospital de Jan Yunes y minutos después, siguiendo un ritual macabro, las ambulancias empiezan a descargar en los servicios de emergencia a montones de heridos cubiertos de sangre.

Centenares de curiosos llegan al hospital Nasser tras el anuncio de nuevos ataques israelíes contra Juzá, a unos tres kilómetros de Jan Yunes. Por la radio de la ambulancia se escucha el anuncio de que hay varios heridos y muertos.

En el cielo se ven revolotear los drones (aviones sin piloto) del ejército israelí. Se oye otra explosión. «Esa viene del mar», dice uno de los curiosos. «Se están acercando», dice otro.

Los agentes de seguridad a la entrada del hospital gritan, hacen grandes gestos con los brazos, para intentar abrir paso a las ambulancias que no van a tardar en llegar.

«Siempre es así. Todos quieren acompañar a los heridos. Si pudiesen penetrarían hasta el quirófano para ver las operaciones», protesta uno de los miembros de la seguridad, rechazando a la multitud.

Muchos de quienes preguntan por sus parientes se impacientan. «Dijeron que llegaban ¿Tal vez los combates bloquean los socorros?», se interrogan.

De pronto alguien anuncia: «¡Ahí vienen!». Los miembros de la seguridad redoblan sus advertencias. La multitud se agita a medida que las sirenas de las ambulancias se acerca. Una marea humana rodea el vehículo.

Rápidamente, los cuerpos ensangrentados son llevados en brazos o en camillas al interior del hospital. Los socorristas se abren paso como pueden.

Otro vehículo de los servicios de emergencia aparece. Bajan a una joven herida de balas. Detrás de la camilla, con las manos manchadas de sangre, viene el padre llorando. «Dejénme acompañar a mi hija», grita.

En la morgue muchas personas entran y salen. Vienen a identificar a un muerto o a consolar a un amigo que ha perdido a uno de los suyos.

En las urgencias, los médicos hacen lo que pueden con los pocos medios de que disponen. Varias veces al día el hospital se queda sin electricidad. Hay que esperar varios minutos antes de que los generadores tomen el relevo.

«Pese a las dificultades y el pánico los médicos logran salir adelante», dice el doctor Regis Garrigue, médico francés presidente de la ONG Help Doctors, quien llegó el martes a la franja de Gaza a través de Egipto.

Jan Yunes y su hospital viven a ese ritmo frenético desde hace más de dos semanas, en medio de los bombardeos. A pocos kilómetros, la aviación israelí sigue bombardeando la frontera con Egipto buscando destruir los túneles utilizados por el movimiento islamista Hamas para reabastecerse.

En el mar, los navíos israelíes accionan su artillería.

Dentro de la ciudad los daños son importantes pero algunos comercios siguen abiertos. En una calle, los niños juegan al fútbol con un balón hecho de bolsas de plástico.

No muy lejos, como si nada pasara, unos ancianos, sentados en círculo, conversan. El único tema es la ofensiva israelí que comenzó el 27 de diciembre con su cortejo de muerte y destrucción.

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