Los sobornos se extienden en Rusia

Los sobornos se extienden en Rusia

Por STEVEN LEE MYERS
MOSCU.-
Los agentes secretos se acercaron al senador de la república rusa de Kalmykia y dos asociados cuando salieron de la oficina de una aerolínea en Moscú el 2 de junio con un portafolios negro que se dijo contenía 300,000 dólares en billetes marcados.

Las autoridades acusaron al senador, Levon Chakhmakhchyan, de extorsionar a la aerolínea para poner en orden algunos inconvenientes descubrimientos de una auditoría. Los 300,000 dólares eran un anticipo de un soborno de 1.5 millones de dólares, alegaron funcionarios. El senador se dijo inocente aun cuando recurrió a su inmunidad parlamentaria. Para el viernes, sin embargo, las autoridades lo habían destituido de su escaño en la cámara alta, o Consejo de la Federación, dejándolo a merced de la justicia rusa.

Fue un sarcasmo excelente, como si se hubiera hecho para la televisión. Y pudiera haberlo sido, ya que Rusia es un lugar que perfeccionó el juicio espectacular para quienes caen de la gracia política. Pero este caso, cuando se le considera en combinación con otros varios en las últimas semanas, plantea un interrogante que pudiera afectar profundamente la dirección del país en los próximos años: ¿Rusia, al fin, está actuando en serio en el combate a la corrupción?

Al Presidente Vladimir V. Putin le gustaría que Rusia — y, en anticipación de la reunión del Grupo de los Ocho en San Petersburgo el mes próximo, el mundo — lo pensara así. Pero enfrenta enormes obstáculos, la mayoría erigidos por él mismo.

Un sistema judicial dócil, una fiscalía selectiva, la erosión de la competencia política y el sofocamiento de las voces de oposición — por no mencionar una oscura explicación oficial de los supuestos delitos del senador — se aunan a un cinismo público tan profundo que incluso los arrestos altamente difundidos son descartados como justicia Potemkin.

“La sociedad se ha desilusionado de la justicia”, escribió recientemente el semanario Argumenty i Fakty. “Una persona que roba un pollo podría ir a la cárcel, por supuesto, pero una persona que roba millones íes bienvenida para convertirse en miembro del Consejo de la Federación!”

Los sobornos están tan extendidos en la sociedad rusa — desde pagar a la policía y los jueces para eludir el reclutamiento militar forzoso hasta hacer cualquier operación ante una burocracia ahora más grande que la soviética — que un puñado de nuevos casos inevitablemente despierta sospechas de encausamiento selectivo.

Lo más asombroso sobre la reacción ante las denuncias contra Chakhmakhchyan no fue la consternación de que un senador pudiera estar portando un portafolios lleno de dólares. (Se cree ampliamente que los escaños en el Parlamento, así como los puestos en el gobierno, están disponibles por un precio, supuestamente de millones.) Fue la gran especulación sobre a quién se había opuesto para meterse en problemas.

¿Cuán cínicos son los rusos de hoy? Una teoría era que Chakhmakhchyan fue destituido, como otros cuatro senadores el mes pasado, para que los escaños sean revendidos.

“Sólo hablan sobre corrupción”, dijo Vladimir A. Ryzhkov, uno de los pocos críticos independientes del Kremlin que quedan en la cámara baja del Parlamento, o Duma. “No la combaten. Combaten sólo a oponentes políticos”.

Los motivos de Putin siguen siendo, como siempre, enigmáticos. Pero, al menos, ha estado hablando más sobre corrupción. Arremetió contra ella en un discurso televisado nacionalmente el mes pasado, llamando a sus manifestaciones “los obstáculos más serios en el camino de nuestros desarrollo”.

Llegó al grado de citar una charla de Franklin Roosevelt en 1934. “En la elaboración de un gran programa nacional que busque el bien primario de la mayoría, es cierto que los dedos de los pies de algunas personas están siendo pisoteados o van a ser pisoteados”, recitó Putin. “Pero esos dedos pertenecen a los comparativamente pocos que buscan retener o ganar un puesto o riqueza o ambos por medio de algún atajo que es perjudicial para el bien mayoritario”.

Roosevelt se refería a las prácticas empresariales injustas y la irresponsabilidad social, no a la corrupción exactamente, pero eso no importa. “Creo que la responsabilidad social debería ser la base del trabajo de funcionarios y empresarios”, dijo Putin, “y deberían tener en mente que la fuente de la prosperidad y el bienestar de Rusia es su gente”.

El titular de Argumenty i Fakty jugó con la alusión: “¿Los Callos de Quién Pisó el Señor Putin?” Es una excelente pregunta, y, hasta ahora, es imposible de responder.

Dos días después de su discurso, Putin despidió al jefe del notoriamente corrupto servicio de aduanas y una decena de funcionarios de nivel medio que fueron acusados de pasar de contrabando autos, vino e incluso yates a Rusia, mientras se quedaban con miles de millones de dólares de derechos aduanales sobre productos importados. El Servicio de Seguridad Federal, el sucesor interno de la KGB, anunció casos criminales contra varios funcionarios.

El 26 de mayo, las autoridades arrestaron a Aleksei Barinov, gobernador del Distrito Autónomo de Nenets, una región ártica rica en energía, bajo cargos que se remontan al 2000 que habían sido investigados y descartados antes. Fue el primer gobernador en funciones en Rusia en ser arrestado desde la desintegración de la Unión Soviética.

Un senador de la misma región fue forzado a abandonar el Consejo de la Federación, así como tres de otras regiones. Luego el alcalde de Volgograd, Yevgeny Ishchenko, fue acusado de abuso de poder. El 2 de junio, Putin destituyó al máximo fiscal de Rusia, Vladimir V. Ustinov, quien había anunciado que había más casos de corrupción en preparación. Los colaboradores de Putin insinuaron que más destituciones estaban por venir.

Parece como una purga anti-corrupción, a la que el periódico Noviye Izvestiya comparó con las purgas de los años 30. Sin embargo, no es el Gran Terror.

Los casos de corrupción ciertamente pueden enviar un mensaje a los funcionarios susceptibles de ser sobornados, y los simpatizantes de Putin dicen que él y su círculo cercano comprenden que la corrupción amenaza al desarrollo de Rusia como una potencia mundial respetada.

Pero Kirill V. Kabanov, director del Comité Nacional Anti-Corrupción, un grupo militante, se muestra escéptico. Dio la bienvenida a la destitución de Ustinov, pero dijo que un verdadero mensaje de una guerra contra la corrupción sería un caso contra alguien cercano al propio Putin. “En Rusia siempre es el caso de que se encuentra a algunas personas en el nivel inferior o medio, aunque ninguna en la cima”, dijo. “Esa es la razón de que piense que ésta es sólo una campaña de relaciones públicas y nada más”.

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