Los sofocos y calores  de la menopausia

Los sofocos y calores  de la menopausia

Los  sofocos o  calor son el síntoma más característico de la menopausia. No es el único, por cierto, pero es el que más reconocemos.

Estos calores repentinos se deben a que los cambios hormonales que se producen en el climaterio afectan la regulación térmica.

Estos calores unas veces se presentan con enrojecimiento de la cara y cuello, otras veces con sudoración, a veces precedidas de un leve mareo o vértigo así como cierta irritabilidad o nerviosismo.

Tras los sofocos suelen presentarse escalofríos y sudoración profusa.        

Muchos dirán que no es el síntoma más grave, pero según la frecuencia y la intensidad pueden afectar mucho la calidad de vida de la mujer, sobre todo que no permite dormir una noche sin interrupciones y genera mucha inseguridad o vulnerabilidad.

Para algunas mujeres la sintomatología es tan fuerte que les impide realizar sus tareas habituales, ya sea fuera o dentro del hogar y necesariamente tienen que tomar un tratamiento.

Los  sofocos por lo general se presentan con mayor asiduidad una vez que se ha presentado la menopausia – última menstruación – o sea durante la posmenopausia. Algunas mujeres tienen estos calores de unos meses a un año, mientras otras tienen una media de cinco años y otras reportan que a los 60 años todavía tienen los calores.

Tratamientos para los  sofocos. El único tratamiento eficaz, científicamente comprobado, contra el bochorno o sofoco en la menopausia, es la terapia de reemplazo hormonal o terapia hormonal sustitutiva.

A pesar de esta aseveración, se han buscado nuevas alternativas porque existe un sentimiento bastante generalizado en las mujeres de rechazo a los tratamientos hormonales por miedo al cáncer. Esto a partir del año 2002 cuando se hizo público un estudio que concluía que la terapia hormonal aumentaba el riesgo de cáncer y otras enfermedades cardiovasculares.

No obstante que a la fecha se tiene mucho mejor determinado qué mujeres pueden someterse a la terapia de reemplazo hormonal para evitar esos riesgos, también es cierto que hay féminas que no toleran bien la terapia o que simplemente les despierta angustia o ansiedad someterse a ella.

Factores que pueden influir.  Aunque es imposible  evitar completamente los sofocos, existen algunos factores desencadenantes que podrían provocarlos con más frecuencia o hacer que sea más grave.

El estrés, la cafeína, el alcohol, ropa estrecha, comidas picantes, entre otros.

Porcentaje

El porcentaje de mujeres que presentan estos calores repentinos es realmente alto. Algunos especialistas dicen que el 70% y otros que el 50%. Los síntomas son muy variables en frecuencia, intensidad y duración, que varía de segundos a minutos,  que se pueden repetir varias veces al día e incluso por la noche, lo que se traduce en dificultad para conciliar el sueño.

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