Los sueños patrios

Los sueños patrios

LUIS FCO. OVIEDO M.
Las imágenes mostradas en los ya pasados días navideños en los medios periodísticos visuales y escritos, nos produjeron una especie de angustia, depresión y vergüenza a la vez. Nos ponen a pensar si ya hemos llegado a un grado tal de deshumanización que vemos tales escenas con toda la normalidad del mundo. La verdad es que se esperaría ver lo contrario en un país del que nos repiten cada día que va camino hacia la modernidad. Lo que hemos hecho entonces, es retroceder en el tiempo.

Nunca esperé ver que quienes se jactan de ser tan progresistas y modernos, persistan manteniendo y estimulando situaciones como las que mostraban los medios con personas corriendo detrás de unos señores que reparten migajas en cajas, fundas, cajones, sobres cual si fueron dioses dando de comer a sus esclavos. Pero lo más grave es que reparten lo que no es de ellos, pudiera dar un poco de mérito.

En cada persona, no importando edad, sexo, ni condición (vimos embarazadas), mostradas con toda la desesperación posible se ultraja su persona y esta se evidencia en los forcejeos, empujones y las carreras detrás de las caravanas y los camiones. Nos vimos retratados y nos pusimos tanto en el lugar de los humillados como en el de los espectadores, que podrían ser futuros turistas, y la verdad es que no alcanzamos a explicarnos como en un país al que se pretende proyectar como dependiente de sectores como es el propio turismo, se presente esta cara, esta vergüenza y atropello a los seres humanos como lo es este espectáculo.

Es una vergüenza mostrar estos feos espectáculos en pleno siglo XXI en un país “que crece más que todos los países cercanos y lejanos”, según el decir de nuestras autoridades, y es una humillación sin límites para quienes en su desesperación por conseguir una funda se lanzan al medio. Esto es escandaloso, y es más aún, cuando estos son presentados como logros de gestión en departamentos y dependencias oficiales como son La Presidencia, Salud, Educación, etc.

La evolución de los pueblos en todos los ordenes de la vida debe tener una secuencia progresiva hacia lo positivo y decente, pero aquí el progreso es medido entre otras cosas en la cantidad de canastas que ha repartido fulano que, digámoslo claro, en el fondo no es más que un negocio y una corrupción tanto en la compra como en la repartidera. Vemos con mucha lástima como hemos involucrado, como volvemos sobre nuestros pasos repitiendo las cosas que ya debieron ser borradas junto a la memoria de su creador, al que todos conocemos, y quien ha venido a convertirse en el norte de quienes han dirigido los destinos del país, lo cual es lamentablemente cierto.

Es indiscutible que tenemos un gobierno presidido por una figura con cualidades fuera de serie con unas condiciones intelectuales muy por encima de la mayoría de los que han pasado por el palacio nacional, yo diría que hasta muy por encima de quien es su mentor, y el lector sabrá que no me refiero al prócer Prof. Juan Bosch, pero El Presidente en su afán de superarlo ha seguido enseñanzas perjudiciales como son las bochornosas dádivas y la corrupción que arropa gran parte de su entorno. No se ha dejado llevar por los ejemplos de humildad y patriotismo que nos legó el Padre Duarte y cuyos ideales y enseñanzas fueron las progenitoras del partido que representa. Ejemplos de estos sobran: la imposición de obras que aunque necesarias no resisten el más breve análisis en cuanto a prioridad, ni a popularidad y aprobación se refiere, el mantenimiento de tres y cuatro organismos que se ocupan de lo mismo. Además de todo esto, tenemos el cambio de estilo de vida de personas que Ud. conoció como pobres y hoy no tienen empacho en mostrar atropelladamente todo el poderío económico y el confort en el que viven, en un país que está subsistiendo casi solamente de dinero prestado para que lo pague el que viene. Se está repitiendo la misma imagen que vivimos en un tiempo atrás, recuérdenlo.

Siento verdaderamente gran lástima por nosotros mismos. Estamos asistiendo pasivamente a un período evolutivo del país, donde no se respeta la dignidad humana y los ídolos que tienen las virtudes para ser emulados los estamos enterrando y una parte poderosa de la población se encarga de enarbolar los peores ejemplos y presentarlos como ejemplos y así llevan al país a una situación verdaderamente lastimosa, pues lo que importa es mantenerse en el poder a cualquier precio. Un estado así nos lleva al camino de convertirlo en la cada vez más cercana isla con ribetes moribundos. Es lamentable que este derrotero por el que nos están metiendo termine por convertir los sueños patrios en eso mismo: sueños.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas