Los suplementos culturales

Los suplementos culturales

 DIÓGENES CÉSPEDES
He sostenido que el mundo tripolar que existió hasta la caída del muro de Berlín en 1989, la vida de los sujetos estaba centrada en valores, en ideologías y en un compromiso fuerte de parte de quienes defendían el capitalismo, el socialismo o una tercera vía que consistía en una crítica a los dos primeros sistemas.

El sistema cultural tenía su antecedente en el humanismo clásico, en el Renacimiento y en criticismo fundado por la Revolución francesa. El debate, la crítica, la polémica y el principio de incertidumbre jalonaron la historia del pensamiento occidental hasta el siglo XX. Había teorías literarias y culturales plurales y diversas y todas, representadas por los sujetos más disímiles, tenían su expresión en los suplementos, revistas y páginas de opinión de los principales periódicos de cada país. Hoy, el mundo unipolar y la globalización han acabado con todo eso.

 Una ideología de la uniformidad recorre el mundo y semejante al macarthismo, cuya época de miedo y espanto era el anticomunismo, en los tiempos que corren en el siglo XXI el terrorismo y el narcotráfico, son los sustitutos de aquel anticomunismo. Para los ideólogos de la globalización no hay posiciones intermedias.

La disidencia está condenada. La ola de pánico fue acentuada a partir del 11 de septiembre, acontecimiento cataclísmico semejante al asesinato de John F. Kennedy, hecho del cual quizá nunca se conozca la verdad. Asimismo, tal vez nunca se conozca la verdad acerca de quiénes mandaron a derribar las torres gemelas. Los dos acontecimientos, distantes en más de 38 años, tuvieron como beneficiaria a la misma fracción de la clase social conservadora: el complejo militar industrial.

La prensa, espacio donde se cedacea lo público, sufrió los embates rudos del mundo unipolar y hasta viejas instituciones como The New York Times tuvieron que arriar bandera y sumarse al diktat ominoso de un poder más devastador que la era del macarthismo. Los periódicos de los países pequeños entraron en el riel de la globalización al imitar el corporativismo y la ideología de ese modelo, revelada en los formatos, diagramación y contenido casi aséptico de las páginas de opinión.

En esa ola de la ideología de la globalización desaparecieron los suplementos de los periódicos más importantes. Aunque por su estructura, AREÍTO del periódico HOY, no es propiamente un suplemento literario, sino una mezcla variada, pero es el suplemento que ha sobrevivido a la conmoción. Este reúne a un grupo de colaboradores, minoritario con respecto al número de escritores e intelectuales del país, salidos de los suplementos que desaparecieron en los periódicos que todavía se publican.

Es de desear que cuando desaparezca el fantasma de la globalización como variante «salvaje» del capitalismo más feroz (quizá unos treinta años, edad promedio de estos regímenes autoritarios), el ser humano del planeta vuelva de nuevo a los valores y al humanismo y no a esta cultura y literatura «light» que ahoga la disidencia, la pluralidad y la crítica y coloca por encima de todo la divisa de la tetralogía nihilista del consumo, el hedonismo, la permisividad y el relativismo, enhebrada por el materialismo, tal como lo explica el psiquiatra español Enrique Rojas en su libro «Un mundo sin valores. El hombre light». 

Publicaciones Relacionadas

Más leídas