Los tesoros de Bangkok

Los tesoros de Bangkok

La escultura del «Buda reclinado», que como bien indica su nombre representa a Siddhartha Gautama en esa posición, se construyó con ladrillos, aunque está recubierta de pan de oro, y en las plantas de sus dos enormes pies han sido esculpidas las tablas de la cosmología budista

Como cada medio siglo, el Departamento de Bellas Artes de Tailandia repara el tejado, remoza la fachada y restaura las pinturas interiores del templo del Buda Esmeralda, considerado el protector del país y de su gente.

La restauración del templo del Buda Esmeralda, ubicado en el Gran Palacio Real de Bangkok, no ha frenado el flujo de tailandeses y turistas que acuden diariamente al recinto, que según la leyenda, está protegido por los doce leones de bronce traídos de Camboya por el fundador de la actual dinastía real de los Rama, llamado Phutthayotfa o Yodfa Chulaloke, y quien reinó Siam durante las últimas dos décadas del siglo XVIII.

El muy venerado Buda Esmeralda está colocado sobre un altar dorado de once metros de altura situado en el centro del templo al que penetra una débil luz natural a través de sus ventanales,  lo que permite observar el gran mural que decora sus paredes y que detalla la cosmología budista de los tres mundos; el del deseo, el de las formas y el de ausencia de formas.

EL BUDA DE JADE

Por supuesto, como en cualquier otro templo budista, antes de entrar hay que descalzarse en el patio, donde los visitantes se fotografían con sus cámaras junto a alguna de las 112 estatuas de bronce del ave mitológica denominada «garuda», que flanquean la fachada.

También llamado Buda de Jade,  fue descubierto en 1434 en Chiang Rai, parte del antiguo reino de Lan Na y actual región del norte de Tailandia, y de allí fue trasladado a Lampang y después a Chiang Mai, por orden del monarca de aquella tierra, Sam Fang Kaen.

La restauración se necesitaba, según explican los funcionarios estos días, con el fin de tapar las grietas de las paredes, devolver el color de la pintura de los murales y reparar el tejado del edificio, que no escapa a los efectos de la alta temperatura, la humedad, y durante varios meses al año, las intensas lluvias.

El Buda Esmeralda, nombrado así por su particular color verde, es en una talla de jade, mineral que hasta hace unos años abundó en algunos países del Sudeste Asiático, y mide en su parte más ancha, el regazo, 48.3 por 66 centímetros de alto, incluida la base.

La historia de esta venerada talla de jade, cuyo origen es hoy desconocido, revela que las tropas laosianas que invadieron Lan Na en el siglo XVI se llevaron la preciada escultura a Vientiane, donde permaneció hasta que 200 años más tarde el rey Taksin de Siam, predecesor de Rama I el Grande, saqueó con sus tropas la capital de Laos y recobró la idolatrada pieza.

Antes de enloquecer y de ser asesinado a golpes por sus súbditos, el rey Taksin instaló el Buda de Jade en Thomburi, que por entonces era la capital de Siam y hoy es el barrio antiguo de Bangkok, y  con el paso de los años esta escultura se convirtió en el mayor símbolo religioso y en protector del reino.

La adorada imagen, que desde 1874 permanece en el mismo lugar, es visitada todos los años por el rey o su heredero al Trono, que son los únicos que pueden vestir al Buda de Jade con las túnicas hechas de hilo de oro que le corresponden para cada estación del año.

El primer rey de la dinastía Rama o Chakri hizo confeccionar dos capas para la imagen de  jade: una de verano, que es de oro y lleva diamantes, y otra para la temporada de lluvias, también tejida en oro, aunque con tonalidades azules.

Un tercer atavío, para la temporada de invierno, en forma de manto esmaltado en oro fue agregado al ropero sagrado por el tercer rama, Prha Nangklao, quien reinó desde 1824 hasta 1851.

EL TEMPLO DE LA HIGUERA

Y en 1996, con motivo de su cincuenta aniversario en el trono, el actual monarca, Bhumibol Adulyadej, noveno de la dinastía Rama, añadió otras tres túnicas al ropero sagrado de la imagen, que los tailandeses en su idioma conocen por «Phra Keo Morakot»

Hasta hace unos años, era el monarca quien rociaba con «agua lustral» a los príncipes y al selecto grupo de destacados funcionarios autorizados para asistir a la ceremonia de cambio de túnica, que se celebraba con pompa y esplendor.

Ahora, y debido a su avanzada edad y delicado estado de salud, el rey Bhumibol Adulyadej delega esa función a su hijo, el príncipe Maha Vajiralongkorn, quien extiende la bendición a la gente que se congrega en el exterior del recinto, próximo al Wat Po, el templo que alberga otra escultura de Buda muy distinta.

Buda reclinado

El templo de Wat Po, situado detrás del Gran Palacio Real y menos llamativo, guarda en su interior el denominado «Buda reclinado», una estatua de 45 metros de largo y 15 metros de altura, que es visitada casi a diario por una avalancha de turistas cámara en mano, pero por muy pocos tailandeses.

La escultura del «Buda reclinado», que como bien indica su nombre representa a Siddhartha Gautama en esa posición, se construyó con ladrillos, aunque está recubierta de pan de oro, y en las plantas de sus dos enormes pies han sido esculpidas las tablas de la cosmología budista.

En el Wat Po, o el templo de la higuera bajo la que según las antiguas escrituras budistas Siddhartha Gautama meditó hasta recibir la iluminación, estuvo situado el primer centro educativo que tuvo Siam. Ahora lo que hay tras los muros del recinto es la principal escuela de masajes del país. Para aprender a dar masajes o para recibirlos, hay que pagar.

Efe Reportajes.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas