Los tesoros de Berlín

Los tesoros de Berlín

BERLÍN, Alemania. Berlín es un libro abierto de historia, cultura, entretenimiento y magia en el cual el visitante queda sumergido tan pronto entra en contacto con la realidad de esta moderna capital, habitada por 3.5 millones de personas.

Con sus museos de arte e historia y, sobre todo, con los restos del Muro de Berlín que asoman por distintas partes, esta metrópoli impresiona y sobrecoge hasta al visitante más distraído o apático.

La emoción asalta en cualquier espacio, ya sea al apreciar la Puerta de Brandenburgo –antigua entrada a la ciudad, detrás de la cual pasaba el Muro que dividió Alemania durante 28 años– o ante la presencia, imponente, del palacio de Sans Souci, erigido para su relajamiento y solaz por Federico Guillermo II, rey de Prusia (antigua Alemania), en un promontorio de la hoy ciudad de Potsdam, ubicada a 28 kilómetros de Berlín.

De hecho, un avezado y atento guía turístico nos señaló que sans souci significa “sin problemas”, “sin preocupaciones”.

Holocausto

Berlín muestra a sus visitantes el Monumento al Holocausto, compuesto por 2,711 pilares de granito gris, como recuerdo del asesinato de millones de judíos durante el régimen nazi.

En la misma zona del centro de la ciudad se encuentran el espacio donde estuvo el búnker de Adolfo Hitler, construcción que fue derribada y sellada con concreto, como si se quisiera borrar bajo el cemento un pasado de opresión  e ignominia.

Una leyenda urbana afirma que el búnker tenía doce plantas y un pasadizo subterráneo, que Hitler empleaba para cruzar la ciudad en secreto.

En el perímetro también queda parte del edificio que ocupaba la temible Gestapo, (contracción de Geheime Staatspolizei, que significa “policía secreta del Estado”) servicio de inteligencia de los nazis.

De la época nazi se conserva  además la sede y equipos de la que fuera  la Radio Nacional del Reichst (imperio), desde la cual el inefable Joseph Goebbels desarrolló una política de comunicación que, en base a mentiras repetidas, mantenía a la población entretenida pese a los horrores de la férrea dictadura.

Otros atractivos

Por dondequiera que se mueva, el visitante podrá observar –de cerca o lejos– La Antena, resaltada como la construcción más elevada de Alemania, la cual presenta, llegando a su cúspide, un mirador con un restaurante giratorio desde el cual se puede divisar toda la ciudad.

Por dondequiera asoma también el río Spree, sobrevolado  por gaviotas y repleto de botes y barcazas, que atraviesa cual cinturón la moderna ciudad de Berlín, atestada de trenes y tranvías que aligeran la circulación vehicular al punto de que  no se observa congestionamiento del tráfico o “tapones”.

Por el Spree las embarcaciones llevan a los turistas en recorrido por muchas de las principales edificaciones de la ciudad que se levantan a su orilla, como son la sede del Gobierno o Reichstag, el Bundestag o Parlamento, catedrales góticas, vistas de diferentes zonas de Berlín y otras atracciones.

Zoom

Willy Brandt

En la sede del Partido Social Demócrata (SPD) se yergue, erecta, la figura del ex canciller y Premio Nobel de la Paz, Willy Brandt, en una estatua de bronce que llama la atención de los visitantes.

Brandt fue canciller de 1969 a 1974 y en 1971 recibió el Premio Nobel de la Paz  por su “Ostopolitick”, que propugnaba la distensión y el equilibrio con los Estados de Europa Oriental.

Además de los lugares históricos, de arte y cultura, el visitante puede optar por la concurrida zona de bares y restaurantes de la ciudad. 

Sin embargo, si su interés desborda los límites de Berlín, también tiene a su disposición decenas de líneas aéreas y treinta y seis mil kilómetros de vías férreas que pueden transportarlo por los dieciséis estados federados, que se asientan en los 357,000 kilómetros cuadrados del territorio alemán.

Una ciudad armoniosa

Berlín ya no es la ciudad derruida, repleta de casas de okupas y centro del movimiento punk, como en los años posteriores a la caída del muro, sino un lugar cada vez más armonioso, de grandes avenidas con poco tráfico, que cuida con mimo sus monumentos,  y con una población que ama la cultura y la diversión y además es capaz de las ideas más surrealistas y originales. En los últimos cinco años la ciudad se ha transformado  con la construcción de nuevas arquitecturas.

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