Realizar un recorrido por las salas del recién inaugurado Museo de las Atarazanas Reales (MAR), ubicado en la Ciudad Colonial, se convierte en una travesía muy interesante y educativa, ya que su colección museográfica narra de forma muy coherente e interactiva la historia de los naufragios históricos ocurridos en las aguas del litoral dominicano entre los siglos XV y XIX.
Este espacio, gestionado por los ministerios de Turismo y de Cultura, forma parte de la primera etapa del programa Fomento al Turismo Ciudad Colonial de Santo Domingo, que lleva a cabo el Gobierno dominicano con el financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En la edificación cultural ubicada en la calle Colón esquina Vicente Celestino Duarte, se exhiben 1200 bienes vinculados a embarcaciones como la nao Santa María, en la que viajaba el almirante Cristóbal Colón a finales del siglo XV; hasta navíos de guerra de 74 cañones hundidos durante los conflictos militares del siglo XIX.
Los visitantes pueden apreciar, además, objetos que pertenecieron a viajeros españoles, franceses, ingleses y holandeses que participaron en la valiente y arriesgada conquista de América.
La tecnología es una aliada de primer orden en este museo, pues permite ofrecer al visitante una experiencia virtual muy de vanguardia en materia de museos, que le pone en contacto directo con la historia del encuentro entre dos mundos, utilizando como hilo conductor los naufragios.
El diseño y la ejecución de la museografía estuvieron a cargo de las empresas españolas Hidria Reina de Corazones y Avanzia, mientras que la conservación de los bienes culturales del museo está a cargo de Isabel Brito.
Según informaron el arquitecto Wilfredo Féliz, Robin Otway y la museógrafa Isabel Brito, del MITUR, quienes son miembros del equipo gestor del museo, la organización de contenidos se expone a través de tres grandes recursos museográficos: una vitrina expositiva, un soporte de comunicación gráfica y un “video wall” de tres pantallas.
En primer lugar, el visitante se encuentra ante una maqueta de la nao Santa María, que le da la bienvenida.
Esta recreación a escala se presenta en una gran vitrina dotada con luminarias led que ensalzan todos los detalles constructivos de la nave, así como tres piezas de cerámica taína y la obra pictórica que la acompañan.
Luego, se muestran los contenidos relativos al primer naufragio europeo en América y la creación del Fuerte de la Navidad, mediante un gran soporte de comunicación gráfica que presenta el contenido histórico de una manera sintética.
Gran parte de su composición está basada en ilustraciones a línea, monocromáticas, para hacer comprensible “de un primer golpe de vista” toda la información relativa a este acontecimiento.
El contenido relativo a los cuatro viajes de Colón se proyecta a través de un recurso audiovisual panorámico de tres pantallas.
Informan que esta producción audiovisual se realiza mediante técnicas de animación 2D para facilitar la comprensión de los contenidos, mostrándolos de una manera atractiva al visitante. Dichas técnicas de animación garantizan la transmisión de datos concretos, mediante un lenguaje audiovisual muy didáctico.
Un gran módulo central, a modo de mesa vitrina, presenta gran parte de la colección relativa a los materiales de la Flota de Ovando y el naufragio de Punta Cana.
A lo largo del recorrido por el museo, se han ubicado una serie de odoramas, o expendedores de olores, dispositivos que a través de un discreto botón activan un pequeño ventilador que impulsa una fragancia dispuesta en el interior de un compartimento. Este aire aromatizado es el que el visitante percibe al activar el dispositivo.
Su historia… Las Reales Atarazanas fueron los almacenes de la Corona Española en la isla. Allí se recibían las mercancías traídas desde Europa y eran almacenadas hasta su distribución en la colonia. Era el centro de las actividades mercantiles de la isla.
Se cree que la construcción empezó en 1509 y que se desarrolló en varias etapas. El edificio, de estilo gótico, tiene columnas de piedra y paredes de ladrillo. Se estima que su terminación fue en 1544.
Las Atarazanas le fueron concedidas a los Welser de Augsburgo por banqueros del emperador Carlos V. Alrededor de estos almacenes se construyó el primer barrio español de América, llamado barrio de las Atarazanas.