El 4 de abril pasado, centenares de tractores, caballos, burros, camionetas, camiones, motores tomaron las calles de San Juan en la continuación del proceso de lucha del Consejo por el Rescate de San Juan de la Maguana. Ya antes, habían convocado una vigilia y una huelga provincial, y sin métodos violentos que dañan al pueblo, lograron paralizar casi toda la provincia.
Resulta que el viejo granero del sur ha sido abandonado a su suerte por este gobierno. Además de abandonar todas las obras públicas, los gobernantes quieren estrangular a los productores de habichuelas para eliminar dicho renglón entre los productos del campo dominicano, dándole paso de esta forma a los suculentos permisos de importación.
En mi pasado artículo, Cambio en el Movimiento Social, afirmaba que durante más de treinta años lo hemos dañado todo en el movimiento de lucha (..) y que ha llegado el momento de cambiar drásticamente. Es posible que hayan muchos ejemplos, grandes y pequeños, como el de San Juan. De ellos debemos aprender para superar las políticas y los métodos que han dañado el movimiento de lucha.
El Consejo por el Rescate de San Juan es un auténtico colectivo de dirección surgido en un largo proceso, donde no ha habido manipulación, ni competencia espuria sino procesos de integración ciudadana, libres y procesales, y principalmente una gran complementación de ciudadanos y fuerzas sociales y políticas.
Las y los sanjuaneros han venido aprendiendo, en un proceso de lucha prolongada, que la unidad no es una palabra sino una conquista; que cualquier dirección de un proceso de lucha debe ganarse el consenso de los ciudadanos y ciudadanas, y que cuando se juntan todos los sectores afectados, y se deciden a luchar, hacen temblar la tierra bajo los pies de los altos funcionarios y dirigentes políticos oficiales, acostumbrados a engañar a las gentes, a comprarlas con dádivas y tácticas divisorias, y a hacer promesas, mientras la situación se deteriora, confiados en que la desidia y la desconfianza en sus propias fuerzas harán el resto.
En San Juan saben que su lucha es larga y así lo han asumido. Las fuerzas sociales y políticas organizadas se han fundido con los ciudadanos y ciudadanas, han consensuado los métodos de lucha y desterrado aquellos que hacen daño al pueblo, y van de triunfo en triunfo. ¡Aprendamos pues de San Juan y sus similares!
Cuando otros pueblos del sur aprendan de San Juan, y los tractores y las gentes se lancen a las calles y carreteras, de seguro que se harán oír y van a alcanzar sus objetivos.