Desde hace tiempo observo, más que nunca antes, con asignaciones de estudios filosóficos auspiciadores de una sociedad nueva, los trascendentes editoriales del santiaguense diario La Información, y su director, Emmanuel Castillo, como un orfebre suizo, insufla formas y vida futura a una sociedad dominicana civilizada, divorciada de la sórdida, corrosiva y calamitosa realidad frustrante de hoy.
Formado sociólogo en Chile, Emmanuel, persona que al primer impacto niega la inmensidad humana y conceptual de su cosmos, inspirado en estructurar un tejido social digno, equidistante a la insistencia de lo que define como “capitalismo salvaje” que domina el escenario y comportamiento financiero planetario, influencia corrosiva a la cual nuestro país no evade, ni sus gobernantes procuran demarcarse por la opción preñada de la justicia social con la inclusión como bandera de lucha, contra la ficción del crecimiento del PIB que desampara a los irredentos.
Emmanuel Castillo parece un profeta que predica en una vastedad desierta de humanos, como un pescador en aguas inertes, un agricultor arando en un erial, un fray Antón de Montesinos vociferando estentóreo en aquel estremecedor sermón de Adviento, o un Enriquito Franco denunciando las tropelías a los derechos elementales ciudadanos en el desgobierno corrupto y sangriento de El Triunvirato, en los históricos editoriales del diario donde nací en la comunicación en 1957.
No es ni remotamente así, porque en los editoriales que escribe con visión y coraje dignos de añadirlos a la oda inmortal de Ariosto en Orlando Furioso, Emmanuel Castillo convoca a la sociedad dominicana incorruptible y visionaria, a reflexionar y cohesionarse, para pautar y parir un futuro promisorio para todos, donde la exclusión constituya la excepción, no la regla, y la ley la inclusión, no la exclusión.
Loor a los paradigmáticos editoriales de La Información.