Los trucos de Wall Street y otros para simular la solidez de los bancos

Los trucos de Wall Street  y otros para simular la solidez de los bancos

A view of the floor of the New York Stock Exchange on September 16, 2008 just after the opening bell. Global stock markets went into a dizzying fall Monday as the collapse of US investment bank Lehman Brothers sparked fears that more bad news is on the horizon for the finance sector and the economy. The blue-chip Dow Jones Industrial Average tumbled below 11,000 with a slide of 4.42 percent to 10,917.51, its largest one-day point loss since the reopening after the September 2001 terrorist attacks. The Nasdaq composite plummeted 3.60 percent to 2,179.91 and the broad-market Standard & Poor's 500 index skidded 4.71 percent to 1,192.70. AFP PHOTO/Stan HONDA

A pesar de una década de reformas tras la crisis global, las compañías financieras todavía emplean trucos para ocultar su verdadera situación. A menudo, estas maniobras son legales. A veces no. Y a veces caen en un área gris que los reguladores aún no saben que deben vigilar.
“No me digan que todo está mejor ahora”, dice Anat Admati, profesora de economía y finanzas en la Escuela de Negocios de Stanford. “Debemos aceptar que solo vemos una fracción de lo que está sucediendo en las finanzas falseadas”.

De hecho, las reglas más estrictas han detonado la imaginación, y siguen apareciendo nuevos ejemplos de prácticas financieras que distorsionan la realidad. Esta es una breve guía de las técnicas del oscurantismo financiero, antiguas y nuevas.

Pintar la fachada. En octubre, los supervisores del Banco Central Europeo reportaron un hecho curioso en algunos de los bancos europeos más grandes.

Más o menos a los 35 días de iniciar una prueba de estrés bajo un escenario adverso hipotético, un indicador clave de la capacidad de los bancos para hacer frente a sus obligaciones se desplomaba, apenas unos días después de que se hubiera calculado que cumplía con un requisito regulatorio. En su reporte llamaron a esta maniobra estrategias de “optimización”.

El indicador en cuestión es el coeficiente de cobertura de liquidez, básicamente la capacidad de un banco para obtener efectivo rápidamente.

La optimización es la manera en que los bancos inflan la cantidad de activos líquidos que pueden informar. Las normas post-crisis establecen que un banco no puede contabilizar como activo líquido ningún bono que haya emitido él mismo y que aún esté en su poder. Los competidores están en la misma situación, poseen bonos propios que no pueden contar como líquidos. Pues bien, intercambiarlos temporalmente resuelve los problemas de todos.

Maquillar el apalancamiento. La crisis financiera suele recordarse como una de origen hipotecario, pero comenzó con el colapso de Lehman Brothers e involucraba la adulteración de los balances. Los bancos se miden por el valor de sus activos, esto es, los valores que poseen y los préstamos que han emitido.

Si un banco tiene una gran cantidad de activos en relación con su capital, significa que se ha endeudado mucho y podría verse en problemas en una crisis.

Lehman hizo que sus activos parecieran más pequeños de lo que eran en realidad. Días antes de que terminara un trimestre, pedía prestado dinero por corto tiempo, ofreciendo a cambio valores como garantía o colateral, y lo usaba para pagar otras deudas. No obstante, enseguida se veía obligado a recomprar el valor y a pedir otro préstamo para hacerlo, volviendo al mismo tamaño que tenía antes de la maniobra. En el segundo trimestre de 2008, unos meses antes de su quiebra, Lehman parecía ser 50 mil millones de dólares más pequeño de lo que realmente era gracias a esas operaciones.

El truco que Lehman usó ya no es posible en Estados Unidos, que ahora exige un promedio histórico de activos para la mayoría de los cálculos de capital, no una sola fotografía aislada. Pero esa es solo una táctica.

Ocultar el riesgo. El capital es la base de un banco y su objetivo es que si algunas de las inversiones salen mal, la institución puede mantenerse con vida.

Los reguladores consideran que un capital por encima del 10 por ciento de los activos es un colchón seguro. Pero a los bancos no les gusta tener tanto capital y una manera de reducirlo es hacer “ajustes de riesgo” a sus activos.

Si miramos las cuentas de cualquier gran banco encontraremos más de un ratio de capital. Está el ratio que los bancos destacan en sus informes, que se ve muy bien, con un promedio de 13 por ciento entre los diez principales bancos de Europa y de 12 por ciento entre los ocho de EU. Y luego está otro ratio de aproximadamente la mitad de esos niveles: 4.7 por ciento en Europa y 6.6 por ciento en Estados Unidos. ¿La diferencia? Que en la primera cifra (llamada Common Equity Tier 1 o capital ordinario nivel 1) los activos brutos se ponderan o “ajustan al riesgo” antes de incluirlos en la ecuación. Los activos menos riesgosos se vuelven esencialmente más pequeños para que la cantidad relativa de capital se vea más grande. Así es: los bancos pueden decidir que algunos activos son menos riesgosos y pueden optar por ni siquiera contabilizarlos. Activos como los bonos del gobierno no cuentan en absoluto, lo que significa que los bancos europeos pueden tener cantidades masivas de bonos griegos e italianos y tratarlos como si tuvieran un riesgo cero.

Reducir los requerimientos de capital. Algunas ponderaciones o ajustes de riesgo parecen razonables, pero siguen siendo más arte que ciencia y son cálculos muy manipulables. Por ejemplo, los bancos pueden pagarle a alguien para que les quite el riesgo, es decir, lo transfieren a un tercero. Este recurso, denominado capital-relief trades u “operaciones de alivio de capital”, ha eliminado cientos de miles de millones de dólares de los balances de los bancos haciendo que parezca que los préstamos otorgados no existen. Estas operaciones toman la forma de pólizas de seguro garantizadas por contrapartes, entre ellas fondos de cobertura.

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