Los Trujillo no piden perdón

Los Trujillo no piden perdón

Entrevistados por la agencia noticiosa española EFE, el once de este mes de junio en Miami, Florida, los familiares del generalísimo Rafael Leónidas Trujillo, que gobernó con los métodos genuinos de una tiranía absoluta, han declarado que no tienen que pedir perdón al pueblo dominicano por los comprobados excesos en que incurrió su pariente contra sus paisanos que masacró.

La historia resulta ser el relato fidedigno de los hechos que pasaron, consensuados por protagonistas, historiadores y la inmensa mayoría del pueblo donde acaecieron los acontecimientos que estructuraron sus eslabones referenciales.

Historiadores ajenos a la nacionalidad dominicana, como Robert Crassweller y Bernard Diederich, coinciden en sendas obras alusivas al generalísimo Trujillo en su obra de gobierno innegablemente revitalizadora y auspiciadora del moderno Estado dominicano del siglo XX, pero también sus excesos, crímenes imperdonables,   exacciones a cientos de individuos que fueron despojados   de sus tierras en San Cristóbal y Esperanza, de Valverde, para el cultivo de la caña de azúcar y ganadería, segmentos en que Trujillo fue un coloso.  

Más de dos mil dominicanos fueron asesinados y unos tres mil haitianos en el genocidio entre el tres y el cinco de octubre de 1937 en la Era de Trujillo, hechos innegables dispuestos por el tirano, comenzando por el doctor José Virgilio Martínez Reyna y su esposa embarazada Altagracia Almánzar y culminando por los asesinatos de las hermanas Patria, María Teresa y Minerva Mirabal, hechos que resultan imposible de desconectar a Trujillo porque “no lo sabía”, cuando los gobernantes lo saben todo, y más los tiranos.

No pedir perdón por esos crímenes, solidarizarse con ellos, significa que los que no perdonan son idénticos, genio y figura hasta la sepultura, que el mismo engendro mistofélico que los ordenó.

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