Una tensa mañana de presiones legislativas, un recién inaugurado mural en vitral con la figura del líder político más noble de nuestra historia republicana, el profesor Juan Bosch, y ante los diputados que a la sazón integraban el bloque parlamentario del Partido de la Liberación Dominicana, fue el escenario utilizado por altos mandos militares del gobierno pasado para arengar a los legisladores en la dirección de apoyar irrestrictamente la resolución aprobatoria del contrato de compra de ocho aviones súper Tucanos por un valor superior a 93 millones de dólares, que luego serían pagados con el posterior incremento de 15 dólares a los boletos aéreos.
Días antes de ese encuentro pronuncié un discurso en el hemiciclo de la cámara baja por medio del cual expresé mi rotundo rechazo al referido contrato por entender que no respondía a los intereses prioritarios de la nación. A partir de nuestros planteamientos, un importante número de congresistas nos acompañó en esa posición posponiendo así la aprobación de la compra de los Tucanos.
Ante esa situación el entonces jefe de la fuerza aérea dominicana Carlos Altuna Tezanos se expresó de la siguiente manera de acuerdo a una crónica del periódico Hoy: “Altuna Tezanos dijo que algunos diputados, entre ellos Carlos Peña, se oponen a la adquisición de las ocho aeronaves que serían adquiridas a un costo de US$93 millones.”
Recientemente el Departamento de Justicia de los Estados Unidos y agencias de investigaciones de Brazil han informado de las investigaciones sobre supuesto soborno pagado por la empresa Embraer a funcionarios de la anterior administración para la adquisición de ocho aviones súper Tucanos.
Al evaluar los resultados de esa compra, se debe reconocer que esos recursos orientados a verdaderas áreas de desarrollo de la nación, hubieran agregado valor a importantes sectores de nuestro país.
Aunque debí pagar un alto precio político por mi oposición a la compra de los aviones súper Tucanos, no me arrepiento de ello, por el contrario, si la vida me presentara las mismas circunstancias que me movieron a rechazar ese contrato, con mucho gusto volvería a oponerme.