El préstamo fue al gobierno, a los inversionistas ni le va ni le viene la economía de Punta Catalina. Que nadie se equivoque, fue por la baja prima de riesgo que los bonos se colocaron a la tasa de interés récord de 5.1%, los compradores exigieron se pagara solo 295 básicos o 2.95% sobre el rendimiento de 2.153% del mismo bono a 10 años del Tesoro estadounidense.
Por alguna razón acortaron la distancia que separaba el rendimiento de ambos bonos, dicho con otras palabras, mientras el Tesoro paga $2.153 dólares por cada $100 dólares, República Dominicana paga $5.1 dólares por cada $100 dólares adeudado.
No cabe duda, la reducción de la prima es un alivio para las arcas del gobierno y la economía, pesa como hormigón armado cuando se está muy endeudado como es el caso, por eso hay que minimizarla. Si multiplicamos la diferencia de rendimiento ($5.1 – $2.153) de $2.947 dólares por los $500 millones de dólares, estamos hablando de un sobre costo nada desdeñable de $1,473.5 millones de dólares, alrededor de setenta mil millones de pesos, lo que el gobierno debe pagar sobre el rendimiento del Tesoro.
Y pudo ser mucho más de no reducirse la prima del préstamo. No obstante, como se sabe, los bancos siempre ganan, Dresel Hamilton, Stifel y Jeffries compraron los bonos para luego colocarlos entre tenedores finales. Se conformaron con una prima de riesgo inferior a la media Latinoamericana, de hecho ha estado por debajo desde mediados de 2015. Aún así la operación les resultó rentable, se habían fondeado con compañías de seguro, puestos de bolsa, fondos de inversión y de cobertura, a un costo medio mucho más bajo que el rendimiento que obtendrán.
Podría ser coincidencia, los bonos se colocaron con una menor prima de riesgo después de Trump haber negado lo del cambio climático, haber dicho que se trata de un cuento, y plantear el regreso a la economía del carbón, petróleo y gas natural. Lo real es que los inversionistas se conformaron con una menor prima por los parámetros que hablan de estabilidad macro-económica, asimilaron indicadores como deuda pública/PIB, exportación/PIB, inversión/PIB, tipo de cambio real y tasa de interés pasiva, los que JP Morgan Chase toma en cuenta para calcular el Índice de Bonos de Mercados Emergentes (EMBI, por sus siglas en inglés). También los indicadores relativos al comportamiento de los ingresos tributarios, la recaudación de la DGII ha estado por encima del estimado, a las arcas del gobierno ha ingresado adicionalmente RD$2,076.90 millones en los primeros cinco meses del año. Por el crecimiento de la recaudación a una tasa interanual de 11.2%, el déficit fiscal se situó en RD$17,447.1 millones en abril, proyectándose por debajo de los RD$84,893.8 millones aprobados para 2017.
La enseñanza es que, para reducir el impacto negativo de los intereses de la deuda, la política pública debe perseguir el objetivo de mantener la prima de riesgo por debajo de 300 puntos, para lo que es necesario equilibrar las finanzas públicas, con una reforma que desaliente la evasión e elusión fiscal y eleve la recaudación. Es el momento para plantearla, los inversionistas ya la computaron en sus expectativas de riesgo, es otra lectura de la caída de la prima.