Los usos medicinales de lahoja de coca

<p>Los usos medicinales de lahoja de coca</p>

POR  JOSÉ URBINA G.
La coca (Erythroxyllum coca, Lam.), planta milenaria de la zona andina de Sud América, es en la actualidad una planta que es objeto de prohibición en diversos países del globo (Convenio de la NN.UU del 1961).

En  otro caso, es causa de acciones de interdicción en los países afectados, pues sus hojas son usadas como materia prima para la elaboración de sustancias psicotrópicas (drogas), las mismas que causan daño cerebral a quienes las inhalan o inyectan.

A partir del aislamiento de la cocaína, por Niemann en 1859, en Europa, la producción de drogas en el mundo ha venido en aumento, convirtiéndose en un problema de seguridad, de salud y de  preservación de la vida humana. Hasta antes de ese descubrimiento, Europa producía jabones, pomadas para el cutis, tónicos, etc., y lograron grandes utilidades gracias a la industrialización de la hoja de coca. Actualmente en Bolivia existen alrededor de ocho empresas que procesan la hoja de coca con fines industriales. En Perú, la Empresa Nacional de la Coca- ENACO- acaba de comercializar con Sudáfrica 140,000 bolsitas de mate de coca. 

Tanto en Bolivia como en Perú, viene desarrollándose la industrialización de la hoja de coca en su estado natural y bajo formas ecológicas, posibilitando que esta naciente industria sea considerada como una alternativa real para el desarrollo de economías campesinas, actualmente dependientes del narcotráfico, demostrándose así que es posible romper el ciclo de producción de drogas, si las autoridades mundiales logran superar la falacia que la hoja de coca sólo puede ser usada para producir drogas.

La hoja de coca integral contiene todos sus componentes naturales como: proteínas, hidratos de carbono, caroteno, tiamina, riboflavina, vitamina C, niacina, calcio, fósforo, hierro, sodio, potasio y alcaloides naturales (entre ellos la cocaína).

Los estudios realizados en Bolivia, Perú, inclusive, en la Universidad de Harvard de los Estados Unidos, han revelado que la hoja de coca  posee múltiples valores nutricionales, energéticos y culturales, que hace posible colocar a la hoja de coca en una dimensión de medicina alternativa, en vez de satanizarla y usar su nombre para expresar que…»sólo sirve para producir drogas…». Resulta evidente, que las cosas tienen un uso en la medida que el ser humano le da un valor. Si nos remontamos a la historia universal, la cual relata que David mató a Goliat con una piedra, ello podría llevarnos a una falsa conclusión: «Las piedras solo sirven para causar la muerte».

Cien gramos de coca poseen 2.097 miligramos de calcio, en cambio la leche entera posee 909 miligramos/100gramos.  Si sabemos que la vitamina D (rayos solares) ayuda a absorber el calcio, el niño que vive en el trópico o el Caribe, al cual le podrían suministrar polvo de hoja de coca, tendríamos la fórmula perfecta para mejorar los niveles nutricionales de los infantes. La hoja de coca no es un alimento, es un suplemento multivitamínico.

Los estudios realizados con la hoja de coca han concluído que, al ser consumida por vía oral, no tiene el efecto nocivo que causa cuando se extrae la cocaína y esta es inhalada o inyectada al droga-dependiente. De ahí que los resultados que se vienen obteniendo con  el consumo de harina de coca (suministrada en leche o jugo), son altamente satisfactorios y, aunque todavía no hay una conclusión definitiva sobre las cantidades a usar de esa harina en los seres humanos, hay profesionales de Perú y de Bolivia, que han logrado excelentes resultados mediante el suministro de pequeñas dósis (1/2-1 cucharadita/día).

En este grupo mencionamos la labor profesional que ejecuta Maritza Vera, nutricionista peruana, quien a través de 26 años de trabajos en Perú ha posibilitado que sus pacientes logren superar sus males. Esta profesional ha logrado tratar a pacientes con osteoporósis (debido al calcio que posee la hoja), con cáncer, con anemia crónica, con depresión, con leucemia y a un niño con la enfermedad de «pertes» (enfermedad rara que afecta la cabeza del fémur).

En la época del terrorismo en Perú (años 80-92), la nutricionista Vera trataba a policías heridos en enfrentamientos con los subversivos, preparándoles alimentos a base de quinua, de kiwicha (alimentos andinos peruanos) y pólen que les administraba a los policías, los cuales lograban regenerar sus tejidos tardando un menor tiempo en cicatrizar.

El caso de un niño peruano de tan solo cinco años, paciente terminal, interno en el hospital Augusto B. Leguia, de Lima, afectado por la enfermedad de «pertes», estuvo inmovilizado de la cadera a los pies. Luego de tres meses de tratamiento por la nutricionista Vera, al niño le retiraron el yeso, y comenzó a caminar, aunque de manera irregular. Al cabo de nueve meses más, el niño había superado su enfermedad y ya juega como cualquier niño de su edad. El tratamiento administrado fue: polvo de hoja de coca, agregado a sus alimentos. Durante el tratamiento, no recibió otro tipo de medicamento que no fuera polvo de hoja de coca.

Podemos concluir citando las opiniones de la nutricionista Vera, de que es posible reducir los niveles de desnutrición en niños/niñas menores de edad en diversos países de América Latina, con lo cual el aporte científico tendría un gran impacto, sobre todo, para gobiernos que invierten grandes cantidades de dinero en mejorar la alimentación escolar (desayunos escolares) y otros programas de corte social.

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